En México existen numerosos volcanes que no se encuentran activos y que las personas pueden visitar sin problema, pero hace unos años, el volcán Paricutín hizo erupción y su lava terminó por sepultar a todo el pueblo de San Juan Parangaricurito, por lo que ahora se conoce como la ‘Pompeya mexicana’.
Diversos estados de México cuentan con volcanes, en su mayoría ya extintos que pueden visitarse con facilidad, como es el caso del volcán que se convirtió en un bello y relajante lago, o el Nevado de Toluca, en el que las personas pueden disfrutar de una vista inolvidable.
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Pero la historia fue diferente hace unos años para el pueblo de San Juan Parangaricutiro, pues quedó bajo la hirviente lava del volcán Paricutín, provocando la muerte de miles de personas y animales que eran parte del ganado de la población, dejando como resultado una ‘Pompeya mexicana’. Recordemos que en el año 79 d.C., el volcán Vesubio tuvo una erupción de gran magnitud que acabó con la población de Pompeya y Herculano.
San Juan Parangaricurito, el pueblo que fue sepultado por un volcán
San Juan Parangaricurito era un pueblo purépecha que se localizaba en las faldas del volcán Paricutín, en el estado de Michoacán, México, pero ahora de este sólo quedan ruinas y recuerdos de los sobrevivientes a la erupción. Todo ocurrió en el año de 1943, cuando los pobladores de esta pequeña localidad fueron testigos de diversos fenómenos naturales.
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De acuerdo con los guías de turistas y los registros que hay del lugar, antes de que ocurriera la erupción, exactamente el 20 de febrero de 1943, se reportó un terremoto y sismos más ligeros que provocó un socavón en la tierra.
Sin embargo, días después de lo ocurrido, se suscitó una fuerte erupción del volcán, por lo que la lava que se llegó a extender por 10 kilómetros, sepultó al pueblo San Juan Parangaricurito. Sólo una parte de la población llegó a sobrevir, pero perdieron su ganado y bienes materiales, mientras que del pueblo simplemente quedaron ruinas de la iglesia del Señor de los Milagros.
Hoy en día es un lugar turístico en el cual ya no hay peligro, pues el volcán se apagó en cuanto tuvo esa única explosión, así que ahora es posible ver rocas, ruinas de ciertas construcciones invadidas por la vegetación del lugar y fauna de la zona.