Lhasa es conocida como "el tejado del mundo" porque se encuentra ubicada 13 mil metros sobre el nivel del mar, entre las montañas, en pleno corazón del Tibet. Esta ciudad de aire místico se antoja para descubrirse despacio, en un viaje para reencontrarse con el alma. Sin duda, este lugar cuenta con paisajes indescriptibles además de una cultura y tradiciones ancestrales, además es considerada una ciudad sagrada y centro de actividades religiosas.
Rodeada por las montañas del Himalaya, Lhasa es la capital de la región autónoma de Tíbet, localizada a lo largo del río Lhasa, en China, aunque hay varias formas de llegar la mejor manera de hacerlo es en tren o en avión, desde Nueva Dehli. Para entrar es necesario contar con una visa especial que se puede tramitar con las agencias turísticas que ofrecen estos tours. Entre sus atractivos están el Palacio Potala, el Monasterio Jokhang, el Jardín Norpulingkha y la Calle Barkhor.
Qué ver en Lhasa, la ciudad imperdible en tu viaje por el Tibet
En Lhasa, los paisajes son impresionantes, entre imponentes montañas pintadas de blanco se extienden monasterios y construcciones ancestrales, como el Palacio de Potala, residencia del Dalai Lama. Fue construido en 1648 y se encuentra sobre la montaña Hongshan, en el centro de Lhasa. Este templo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994. Aquí se pueden conocer los recintos dedicados a la oración, donde se respira una sensación de paz. El edificio principal tiene 13 pisos, mil habitaciones y una altura de 116 metros.
Otro de los templos imperdibles en la región del Tibet es el Monasterio de Jokhang, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año dos mil. Es un templo budista construido en el año 642, tiene cuatro pisos y resguarda una gran cantidad de altares y habitaciones dedicadas a la oración y la meditación. En este sitio abundan los peregrinos que llegan en busca de paz y el olor a incienso inunda todo el lugar.
Norpulingkha es conocido como “el jardín del Tesoro” y está situado en el barrio residencial del oeste de Lhasa. Fue el lugar de residencia de verano del primer monje tibetano. Desde mediados del siglo XVIII cada monje tibetano se trasladaba al parque durante la estación de primavera para tratar todo tipo de asuntos religiosos y políticos por lo que se convirtió en un centro administrativo de la ciudad.
Dónde comer y dónde dormir en Lhasa
El estilo de vida tradicional y apariencia de la vieja ciudad de Lhasa están bien representadas en la Calle Barkhor, localizada en el corazón de Lhasa. Al caer la noche, lo mejor es dormir esta zona, desde aquí se pueden conocer y admirar las típicas calles tibetanas, las tiendas de artesanías y la cotidianidad de la ciudad donde siempre hay viajeros y peregrinos de todo el mundo.
A la hora de la comida se puede visitar alguno de los restaurantes ubicados en las calles aledañas, como el Dunya Restaurant, que solo abre por las tardes. Este restaurante está ubicado justo al lado de Yak Hotel en Beijing East Road. Finalmente, en la zona sur de Barkhor está el barrio musulmán de Lhasa, donde se pueden comprar especias.
La recomendación para disfrutar Lhasa es quedarse, por lo menor, tres días. Para pasear por las calles de la ciudad es necesario llevar consigo el permiso de entrada al Tibet en todo momento ya que en algunas zonas hay policías que lo solicitan. Aquí puedes encontrar muchas oficinas de turismo donde te proporcionan toda la información que necesites sobre tu viaje.