El sol reverbera impaciente sobre las calles del barrio de SoMa, en la costa oriental de San Francisco, que el domingo a mediodía ya se ha transformado en un frenético sistema de ríos anaranjados que corren en dirección del radiante Oracle Park. La ciudad se prepara para otro día de juego y el estadio, famoso por las irresistibles vistas de la bahía y la marina que lo envuelven, sabe que los meses más cálidos del año le brindan las condiciones perfectas para desplegar su personalidad decididamente californiana.
Las cervezas de la región y los platillos icónicos –como los imperdibles sándwiches de cangrejo de Krazy Krab– son la seña de identidad para los cientos de familias que, en cada partido, nos recuerdan que, además de ser una capital tecnológica, con la mirada perpetuamente clavada en el futuro, el ADN de San Francisco sigue siendo el de una pequeña ciudad pionera, en donde los sentidos de pertenencia y comunidad pasan por compartir un día de sol y reunirse para apoyar al equipo local.
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Oracle Park, la tierra del beisbol en San Francisco
Primera base: Para preparar el estómago
A una cuadra de la legendaria Market Street y a sólo un kilómetro y medio del Oracle Park, Yank Sing, fundado en 1958, es el sitio ideal para brunchear antes del partido. Sus más de 100 platillos, entre los que destacan los dumplings y el pato laqueado, le han merecido un lugar entre los mejores sitios de dim sum en la ciudad.
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Corre a segunda: Tarde artística
Aprovecha tu día en esta parte de la ciudad para visitar el SFMOMA que, proyectado por la celebrada firma arquitectónica Snøhetta y 16 mil metros cuadrados de espacio de exhibición, es uno de los museos más grandes del mundo dedicado al arte moderno y contemporáneo. El 16 de julio presentará Diego Rivera’s America, “la exploración más profunda de la obra del artista en dos décadas”, y que reunirá 150 piezas del artista mexicano.
Tercera y ¡Home Run!: Junto al mar
Completa tu agenda en San Francisco con una visita a la comunidad de Sausalito, ubicada al otro lado del Golden Gate. El recorrido se puede hacer en bicicleta o caminando, antes de terminar con un almuerzo reparador en el clásico Lighthouse Cafe. Regresa a la ciudad a bordo de uno de los ferrys de Blue and Gold que ofrecen vistas inigualables de la bahía y las comunidades que se extienden sobre sus colinas.