En el Pueblo Mágico de Huichapan en Hidalgo está El Saucillo, el Parque Ecoturístico rodeado de haciendas, acueductos, cuevas y grutas. En esa región, que abarca parte del Valle del Mezquital los antiguos habitantes dejaron plasmada su cultura, tradiciones y cosmogonía basada en el respeto a la naturaleza y aquí todavía persiste el cuidado a la madre tierra y a las tradiciones ancestrales, a través de sus proyectos comunitarios y ecoturísticos como este.
Hace unos cien años, éste era un territorio gobernado por dos haciendas pulqueras, agrícolas y ganaderas: El Saucillo, de 1732 y la de Bondojito; ambas divididas por el cauce un río conocido como arroyo hondo. Como era imposible cruzarlo, el dueño de la hacienda, Manuel González Ponce, mandó construir en 1738, al arquitecto Antonio Simón, un acueducto de cantera blanca, de 155 metros de largo por el que podía cruzar el ganado y al mismo tiempo servía para llevar agua a la finca Bondojito.
Te podría interesar
Actividades imperdibles en El Saucillo
El Parque Ecoturístico El Saucillo acoge un acueducto que es único en su tipo porque es de una sola planta, no tiene cimientos y fue levantado sobre las enormes rocas del río. Tiene 15 arcos y el central alcanza los 45 metros de altura. Mide un metro de ancho y se puede caminar sobre él aunque es un reto sólo para valientes. Ahí también hay una tirolesa por la que solo los más osados se pueden lanzar entre los arcos.
Luego de llegar al otro lado hay que descender entre las rocas para llegar al fondo de la barranca hasta llegar al viejo cauce del río que ahora está seco gracias a una presa que succionó toda el agua y dejó un camino que la naturaleza se apropió. Ahora es posible caminar por este sendero cubierto de vegetación y enmarcado por paredes de piedra de 50 metros de altura que son hogar de tlacuaches, mapaches, murciélagos, liebres y aves de distintas especies.
Te podría interesar
Pero este lugar también esconde un tesoro único: una cueva prehispánica que permanece iluminada durante todo el día, desde la salida del sol hasta el ocaso. Este es un regalo de la naturaleza porque que todas sus galerías siempre tienen luz. Se dice que durante su recorrido –de Aztlán al valle de México- los aztecas pasaron por aquí para ir al cerro del Coatepetl donde nació Huitzchilopochtli y por ello les regaló esta caverna.
El parque ofrece recorridos en bicicleta de montaña, rapel en la barranca, senderismo y cañonismo y recorridos por el acueducto y la presa, incluye también una caminata sobre el acueducto a unos 15 o 20 metros de altura, tirolesa entre los arcos y una degustación gastronómica. También hay una travesía a las comunidades de La Sabinita y Boyé para conocer las paredes que resguardan decenas de pinturas rupestres.