Hay un San Miguel que sobrevive en la imaginación: el del pasado colonial y minero, convertido, más adelante, en protagonista de la guerra de Independencia y en escenario de la feroz Revolución que terminaría por reducir la población de la ciudad a sólo siete mil habitantes.
Fundada en 1542 e inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2008, la doble hélice de su ADN comprende, por un lado, su compleja historia y, por el otro, un compromiso, sostenido a lo largo de los siglos, con la belleza, el arte y la creatividad que encontraron aquí el lugar perfecto para desarrollarse.
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Hoy, sus callejones empedrados, parques públicos, y edificios antiguos, son el registro de una historia que todavía ilumina el paisaje urbano y que, a través de sus galerías de arte, talleres artesanales, restaurantes que reinventan la gastronomía local, granjas y viñedos que reviven la tierra y, claro, hoteles que celebran la identidad de la ciudad, hacen de la urbe colonial una memoria viva, en donde el pasado se cuenta en presente, y la imaginación se convierte en realidad.
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Desde la tierra
A 20 kilómetros al sureste del centro de la ciudad, Vía Orgánica –un rancho de cerca de 16 hectáreas, dedicado a la agricultura orgánica regenerativa– se extiende entre huertos, agaves, mezquites y corrales para acercar a los visitantes a una de las grandes fortunas de esta región y que resulta fundamental para entender la cultura que aquí se desarrolló: su obstinada naturaleza que supo abarrotar el paisaje semiárido del Altiplano con suficientes ingredientes para alimentar el desarrollo de un centro urbano y, de paso, nutrir una cultura gastronómica que, al día de hoy, se sigue reinventando.
Aquí, entre conejos adorables, tiernísimos cerdos, gallinas inquietas y cabras hiperactivas, el hotel Rosewood San Miguel de Allende ofrece recorridos guiados que descubren el valor de una práctica agrícola que procura la calidad de sus productos a través de la salud del suelo.
Las visitas, que incluyen una comida preparada en su totalidad con ingredientes de la granja y una degustación de pulque obtenido de los mismos agaves que nos rodean, son parte del programa Summer Immerse diseñado por el hotel para revelar a sus huéspedes las claves genéticas que configuran la identidad del destino.
Categorizadas en cultura, sabor, sostenibilidad y bienestar, la colección de experiencias ofrecidas por Rosewood hasta el 6 de septiembre, incluyen un paseo en globo aerostático sobre la ciudad; una clase de cocina mexicana impartida por el equipo del hotel; un taller para crear jabones de lavanda con la organización sin fines de lucro, Proyecto Lavanda, y un taller de sanación que combina ejercicios de respiración, meditación e introspección.
De regreso en el centro de la ciudad, ante la sobrecogedora parroquia de San Miguel Arcángel que se levanta sobre las coloridas casas antiguas y bajo el cielo nocturno, queda claro que en esta ciudad la modernidad tiene todo que ver con el pasado, y que inevitablemente, su oferta turística siempre volverá a hundir sus raíces en la historia. Hay lugares que nunca cambian. O, dicho de otro modo: afortunadamente, hay destinos que siempre nos reciben como los imaginamos.
Experiencias que no te puedes perder este verano
El andar del tiempo
Otra de las experiencias de temporada ofrecidas por Rosewood San Miguel de Allende es un tour de cantinas a caballo, perfecto para recorrer las calles del centro admirando su arquitectura virreinal, fotografiando sus copiosas buganvilias y, por supuesto, bebiendo tequila en algunas de las barras más emblemáticas de la ciudad.
A flor de piel
A través de un taller de buganvilias, los viajeros podrán conocer y experimentar de primera mano las propiedades curativas de la icónica flor. Durante la clase, los huéspedes prepararán tónicos, mascarillas y exfoliantes que más tarde serán aplicadas en un tratamiento en el spa.
Gigantes en la ciudad
Inspiradas en la tradición española de Los Gigantes que desfilan por las calles durante las fiestas, las mojigangas son colosales esculturas de papel maché que recorren la ciudad para conmemorar una celebración importante. En el taller del maestro artesano Hermés Arroyo, los viajeros tendrán la oportunidad de crear una de ellas.