PUEBLOS DE MÉXICO

Conoce el pueblo mexicano que vive de los diablos porque ‘así se lo pidieron’

Éste es el pueblo mexicano con una tradición que los obliga a vivir de los diablos, un pedimento extraño que lo hace un lugar encantador al cual puedes viajar el próximo fin de semana con tu familia

Vive de los diablos.La historia del pueblo que vive de los diablosCréditos: facebook
Escrito en DESTINOS el

Los mexicanos tenemos la fortuna de disfrutar muchos rincones maravillosos a lo largo de todo este territorio, en estos lugares abunda la naturaleza, excelente música, deliciosa comida, edificios espectaculares, tradiciones ancestrales y artesanías fabricadas por las personas locales con todo el amor y dedicación que solo los mexicanos saben poner a sus trabajos. 

Uno de los lugares más representativos de la cultura en México, es el estado de Michoacán, con varios elementos y costumbres ancestrales que le dan un toque mágico, especial y místico, algo que puedes encontrar al visitar sus diferentes pueblos y el día de hoy vamos a transportar nos hasta un lugar que vive de los diablos porque ‘así se lo pidieron’, Un rincón maravilloso para disfrutar el fin de semana. 

¿Cuál es el pueblo que vive de los diablos? 

Ocumicho es un pueblo de Michoacán que literalmente, vive de los diablos y no nos referimos a vivir mal, sino a vivir gracias a la comercialización de unas encantadoras figuras de barro que se empezaron a producir poco tiempo después de la Revolución Mexicana porque el pueblo había quedado abandonado y fue la única forma de sobrevivir ante la escasez que imperaba en ese tiempo. 

Ocumicho Es un pueblo de Michoacán que literalmente, vive de los diablos/Foto: ocumichomichoacan

Debido a estos acontecimientos, muchos de los habitantes de este pueblo comenzaron a moldear estas coloridas figuras y existen dos versiones sobre cómo fue que los artesanos de esta localidad, comenzaron con la creación de diablos en barro, que se han vuelto muy populares entre algunos turistas mexicanos y varias personas en el extranjero. 

A pesar de que estas figuras se producen en todo el lugar, un dato curioso es que las mujeres en su mayoría, son quienes se dedican a amasar estas figuras y gracias a ellas es que podemos adquirir esas hermosas artesanías, una forma excelente de ganarse la vida y adornar nuestros hogares con las mejores creaciones hechas por manos de artesanos mexicanos. 

¿Cuál es la historia de los diablos de Ocumicho? 

Ocumicho es un pueblo de la sierra tarasca, donde las mujeres moldean estas figuras del diablo con algunas formas divertidas y únicas, ya que no existe una que sea igual o similar que otra, pues cada una de las personas que las fabrica le da su propio toque particular, sin moldes ni restricciones y todo se crea de acuerdo a la imaginación de las artesanas. 

Existen dos versiones que explican la dedicación hacia esta actividad económica y la primera de ellas, señaló que el diablo se aparecía entre todos los habitantes del pueblo para molestarlos y hacerles pasar ratos muy malos, metiéndose entre los árboles y las plantas, molestando a los animalitos y haciendo varias fechorías. Y para contentarlo, los pobladores decidieron darle su espacio al crear estas figuritas de barro. 

Otra De las versiones es más parecida a la famosa leyenda del artesano Pedro Linares, que dio vida a los famosos alebrijes, ya que cuenta que el diablo llegó a Ocumicho, a través de las manos del alfarero Marcelino Vicente, quien se considera como el primer artesano que fabricó estos diablos con sus propias manos y dejó un legado completo entre los habitantes de este pueblo. 

La leyenda cuenta que Marcelino, recibió la visita de un personaje peculiar, el cual le pidió fabricarle algunas figuras. Pero, lo que llamó la atención de que el hombre fue que el sujeto que hiciera la petición tuviera una pata de gallina y otra de becerro. Al notar estas características, Marcelino se persignó y el hombre desapareció de inmediato y a partir de ese entonces, inició el proceso creativo de los diablitos que volverían famoso al pueblo de Ocumicho.