Atenta a la necesidad de diversificar la oferta de destinos culturales y echar luz sobre los centros urbanos que, a pesar de su relevancia histórica, no han encontrado un lugar constante en los itinerarios de viaje a través del continente, cada año, la Unión Europea nombra a una o varias Capitales de la Cultura con el objetivo de “subrayar su riqueza y diversidad cultural”, “celebrar las características culturales compartidas por los europeos” y “fortalecer en los ciudadanos el sentido de pertenencia a un área cultural común”. Después de la pandemia, estas tres metrópolis nos muestran su visión del futuro creativo de Europa.
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Leyendo el tiempo
18 kilómetros al noroeste de Atenas, el puerto industrial de Eleusis recupera su identidad de centro cultural con un ambicioso programa artístico conformado por 465 eventos, a inaugurarse el 4 y 5 de febrero. Llamado “Misterios de la Transición” en referencia a los Misterios Elusinos que, hace más de tres mil años, ya atraían a viajeros del mundo antiguo para rendir tributo a las diosas Deméter y Perséfone.
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Luces de la ciudad
Con un ciclo de conferencias, talleres, presentaciones musicales, exhibiciones museísticas y espectáculos públicos, a partir del 17 de febrero, la ciudad rumana de Timisoara rendirá tributo a los ocho siglos de historia que la han visto transformarse de una fortificación romana a la primera ciudad europea en contar con alumbrado público, y en detonadora de la Revolución de 1989.
Riqueza real
Desde el 21 y 22 de enero, a la par de las celebraciones anuales por el Día de la Cultura Húngara, Veszprém, la “Ciudad de las Reinas” presenta “¡Ven a brillar con nosotros!” que, a través de espectáculos de danza, shows musicales, muestras gastronómicas y recorridos culturales atraerá las miradas del mundo para revelar una ciudad tan histórica como vanguardista y tan desconocida como imperdible.