Cada 22 de noviembre se festeja el Día del Músico, una fecha en la que también se celebra el aniversario luctuoso de su santa patrona, Santa Cecilia, una mártir cristiana que se convirtió en una de las más veneradas en la iglesia católica, quien nació en Roma, Italia en el siglo III después de Cristo y se crio en una familia noble y quien desde muy joven se dedicó a la oración, meditación y se convirtió al cristianismo.
Se le considera como la patrona de los músicos debido a una versión de su historia, la cual dice que ella fue la primera persona en usar el órgano en una iglesia y escribir un himno, por lo tanto, su nombramiento se puede considerar como una forma de honrar su contribución a la música sacra y si quieres conocer más sobre este personaje, esta es la hermosa Basílica de Santa Cecilia que puedes visitar en Roma si eres amante del turismo religioso.
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¿Cómo es la Basílica de Santa Cecilia en Roma?
De las ruinas de su antigua casa, la Basílica de Santa Cecilia en Trastevere surgió como un monumento dedicado en honor a esta mártir de la iglesia que en vida fue considerada como una mujer muy especial a la que recordarán por su bondad y dedicación a los más necesitados, un sitio espectacular que debes conocer si eres amante de la arquitectura o un apasionado del turismo religioso.
Este sitio representa uno de los casos más interesantes y bellos de evolución en las edificaciones de iglesias durante la historia del mundo, una edificación que nos deja ver más allá sobre la vida de esta mujer al recorrer cada uno de sus rincones, pues te maravillarás con el diseño de sus elementos que relatan el siglo V y la pasión de Santa Cecilia como uno de los modelos más importantes para los cristianos en Roma.
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Para conocer este enorme recinto puedes hacer una parada en el barrio romano de Trastevere, un sitio cuya fachada fue construida por Ferdinando Fuga en 1725 e incluye un patio decorado con antiguos mosaicos, columnas y un cántaro que contiene el escudo de armas y la dedicatoria del cardenal titular, quien financió la construcción de la fachada, Francesco Acquaviva d’Aragona.
Uno de los vestigios que permanecen del edificio del siglo XIII y ha llegado hasta nuestros días es el mosaico ubicado en el coro de los monjes, el cual representa el juicio final, basado en los diseños de Arnolfo di Cavallini y un cimborrio gótico rodeado de cuatro columnas de mármol blanco y negro, decorados con estatuas de ángeles, santos, profetas y evangelistas.
En tu recorrido por esta hermosa basílica podrás admirar uno de los trabajos más notables, el altar de Santa Cecilia, del escultor post-modernista Stefano Maderno, una escultura modelada ante el cuerpo de la santa, cuando se abrió la tumba en 1595, una figura que muestra la evidencia de la incorruptibilidad de su cuerpo, el cual milagrosamente aún conserva sangre después de siglos, la cual muestra una escena teatralizada de una santa moribunda y la decapitación.