Este enclave misterioso se encuentra a aproximadamente 20 kilómetros de distancia de Yuriria y recibe su nombre debido a la presencia de siete volcanes extintos que se distribuyen en una superficie de 90 km². Sin duda se trata de uno de los lugares más espectaculares de México.
Estos gigantes dormidos crean una atmósfera de enigma y asombro, pues las siete estructuras parecen estar alineadas con las estrellas de la constelación de la Osa Mayor, añadiendo un toque de magia al lugar.
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Este sitio está impregnado de misterios y leyendas que involucran desde plantas gigantes y avistamientos de OVNIS hasta la existencia de un supuesto "primo de Nessy", conocido como Chac por los lugareños, que se dice reside en los túneles subterráneos que conectan los cráteres, además de otros fenómenos sorprendentes.
Dentro de estas depresiones, han surgido lagos, y a cada una de ellas se le atribuye una significativa carga energética.
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La Alberca, se dice que existen canales subterráneos y sus aguas son sulfurosas, otorgándole el apodo de Templo del Silencio.
La Hoya de Cíntora, por otro lado, alberga aguas saladas que se consideran curativas y se han descubierto pinturas rupestres y basamentos prehispánicos con funciones ceremoniales.
La Hoya Flores o Álvarez posee aguas termales y es el cráter más grande, en donde también se encuentran vestigios rupestres y estructuras ceremoniales.
En Rincón de Parangueo, el acceso es complicado, ya que implica escalar un túnel de aproximadamente 500 metros de longitud, pero dentro, sus aguas alcalinas emanan una energía especial.
En cuanto a la Hoya de San Nicolás de Parangono, sus aguas solo aparecen durante la temporada de lluvias y, según se dice, cambian de color según las condiciones climáticas.
Finalmente, la Hoya Blanca, ubicada a la mayor altitud (1850 metros sobre el nivel del mar), también es conocida como Hoya de Piedra. Por otro lado, la Hoya Solís es famosa por los enormes vegetales que prosperan en su interior, añadiendo un toque de maravilla natural a esta tierra enigmática.