En las entrañas de la historia mexicana, las festividades navideñas tienen raíces que se hunden en las tradiciones prehispánicas, en un tiempo donde la espiritualidad y la conexión con la naturaleza eran fundamentales. Antes de la llegada de los conquistadores, las celebraciones en honor a Huitzilopochtli, el dios azteca de la guerra y el sol, llenaban de color y significado el México ancestral.
La Navidad prehispánica estaba centrada en honrar a Huitzilopochtli, cuyo nombre significa "colibrí zurdo". Los mexicas celebraban el solsticio de invierno con danzas, ofrendas y rituales destinados a renovar la energía cósmica. Aquí te contamos toda la historia de la conjugación de ambos festejos en la fusión de culturas en el territorio que ahora conocemos como México.
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¿Cómo era el festejo antes de la Navidad cristiana en el territorio mexicano?
Huitzilopochtli era de las deidades primordiales para los mexicas y el primer día de las fiestas dedicadas a él, llamadas Panquetzaliztli, se realizaba una ceremonia para homenajear su nacimiento el 21 de diciembre. Los aztecas hacían fiestas en todas las casas y se obsequiaba a los invitados comida y unas estatuillas hechas de maíz azul. Casualmente el 24 de diciembre era el día en que el sol resurgía después del solsticio de invierno que era el 21, y para verlo renacer se celebraba con rituales y danzas.
Las ofrendas a Huitzilopochtli incluían alimentos, adornos y elementos simbólicos. Aunque en algunas culturas mesoamericanas se practicaban sacrificios humanos, estas ceremonias variaban según la región y el grupo étnico. El fuego tenía un significado especial durante estas festividades. Se encendían hogueras y se realizaban danzas alrededor de ellas para simbolizar la renovación del sol y la luz que regresaba al mundo.
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La Navidad prehispánica no sólo era un evento religioso, sino también una celebración de la naturaleza, pues las comunidades indígenas mexicanas se conectaban con el ciclo de la vida, esperando el renacer de la tierra y la llegada de tiempos fructíferos.
Al explorar las raíces precolombinas de la Navidad en México, nos sumergimos en una rica tradición que honraba la conexión entre la humanidad, los dioses y la naturaleza. Estas festividades, aunque distintas en su expresión, compartían la esencia de celebrar el ciclo eterno de la vida y la renovación.