¡Así es! Gracias al éxito del programa Pueblos Mágicos, el cual consta de 132 alrededor de toda la República, ahora nace este nuevo programa llamado “Barrios Mágicos” con el fin de ampliar la cartera de experiencias turísticas en México y conocer la esencia más profunda de las ciudades mexicanas.
Por ahora la Secretaría de Turismo señaló que en la primera etapa del proyecto se seleccionarán 32 lugares emblemáticos, uno por cada estado de la república dónde te sumergirás en la historia, leyendas, belleza arquitectónica y callejones mágicos de cada uno de estos barrios.
¿Cuáles son los Barrios Mágicos?
Hasta ahora son cuatro las zonas reconocidas como “Barrios Mágicos” a lo largo y ancho del país, lugares con los que quedarás maravillado entre la gastronomía local, lo colorido de los barrios y sus leyendas.
Villa de Seris, en Sonora
En este hermoso lugar quedarás deleitado por su gastronomía, en específico los postres como las tradicionales “coyotas”. El espacio tiene un estilo arquitectónico que te remonta a la época colonial, sin duda un lugar cálido ideal para recorrer en las próximas vacaciones.
Centro histórico de Chetumal
Fue el primer Barrio Mágico reconocido en el país, el centro alberga infinidad de actividades turísticas, cuenta con una bahía, museos, el Mercado de Altamirano donde podrás deleitar el paladar con la gastronomía local y está rodeado de un paisaje natural repleto de lagunas, cenotes, islas y zonas arqueológicas.
El Barrio de Tlaxcala, en San Luis Potosí
Este barrio cuenta con un pasado histórico digno de conocer, al visitarlo te adentrarás al pasado con las historias de sus personajes más emblemáticos que te dejarán maravillado. Fue fundado en 1592 por familias tlaxcaltecas y guachichiles, convirtiéndose así en el más antiguo de la capital potosina.
El Arbolito, en Hidalgo
Durante el siglo XIX fue un asentamiento de trabajadores mineros, cuenta con un legado cultural que te dejará sorprendido con las historias de los trabajadores que habitaron en el lugar. Además, en esta localidad podrás conocer las tradicionales cantinas, disfrutar de un rico trago y explorar sus callejones empedrados.