Chihuahua encierra muchos tesoros. Desde la magia de ser una ciudad fronteriza, que vio nacer a Juan Gabriel y tiene uno de los puntos turísticos más importantes como lo es la ruta del Tren Chepe. Sin embargo, cuenta con muchas bellezas naturales que te robarán el aliento, desde la Sierra Tarahumara, hasta una cueva de cristales.
Los Cristales de Naica son los más grandes del mundo y, sin duda, son uno de los hallazgos más sorprendentes de la espeleología, que es la ciencia que estudia la naturaleza, el origen y la formación de las cavernas, así como su flora y fauna. Sin duda alguna, este fenómeno natural es único en su tipo y vale la pena que lo visites en Chihuahua.
Te podría interesar
Fue en 1794 cuando Alejo Hernández, Vicente Ruiz y Pedro Ramos de Verea localizaron una veta al pie de una serranía conocida como Naica, misma que está localizada al sur de lo que es la actual ciudad de Chihuahua.
Fue ahí cuando descubrieron lo que pensaron que eran piedras y que, años más tarde, se supo que eran cristales; es decir, un tipo de mineral que tomó formas impresionantes, puesto que los mismos van del suelo al techo y en todas direcciones.
Te podría interesar
Cristales de Naica, un tesoro de Chihuahua
A la mina de Naica se accede por una rampa en la que vas bajando y observas las chimeneas mineralizadas, mismas que están entre los estratos de las rocas calcáreas que conforman este cerro único en México.
Conforme uno avanza, la temperatura va en aumento y puede llegar a los 45 grados centígrados, pero lo más importante es hacerlo con un guía experto y con todo el equipo de seguridad. Además del calor, la humedad juega un factor importante en el sitio.
Fue hasta 1910 cuando la cueva se encontró durante la explotación de la zona. Fueron los mineros quienes decidieron conservarla debido a su belleza. Si bien la cueva es ampliamente visitada, son en su mayoría estudiantes y expertos sobre la tierra los que se dan cita en el sitio.
Los cristales están cubiertos de selenita, que es una variedad del yeso que parece cristal. Su longitud puede ser más de un metro y resalta que están “acomodados” de una forma irregular en la cueva.