Elegir un destino para las vacaciones de primavera puede ser más desafiante –y, por supuesto, emocionante– que sólo regresar a nuestra playa favorita. Sobre todo, si queremos salirnos de las rutas más populares que, en estas fechas, presentan sus promedios de ocupación más altos y de los grandes destinos que aprovechan la llegada de viajeros de todo el mundo para aumentar sus precios.
Muchas veces, la mejor manera de encontrar el rincón de playa perfecto para una escapada original es volteando a ver la comunidad que ha crecido a su alrededor, en donde las diferentes opciones de hospedaje y los restaurantes alimentados por los productos más frescos que el mar tiene para ofrecer, nos dan la bienvenida a localidades en donde la historia local se suele fundir con el exuberante entorno natural que, durante los meses de primavera, cobra vida con coloridas flores y exuberante vegetación, y compone un hermoso telón de fondo para realizar actividades al aire libre como caminatas, ciclismo y kayak.
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De las costas de la península de Baja California, en donde un Pueblo Mágico entre el desierto y el mar cuenta la historia de la región, a una romántica villa a orillas del lago de Como, en el norte de Italia, estos pequeños desarrollos urbanos también están listos para compartir su rico patrimonio cultural. Además, visitar una comunidad pequeña, promueve que la derrama económica del turismo alcance destinos más remotos al mismo tiempo que ofrece alternativas de hospedaje, alimentación, movilidad y entretenimiento que generan una menor huella de carbono.
Todos Santos, Baja California Sur
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Ubicado en la parte sur de la península bajacaliforniana, el Pueblo Mágico de Todos Santos, fundado como una misión en el siglo XVIII, es hoy casa de una enérgica comunidad creativa que, desde hace más de 100 años, la ha convertido en uno de los grandes refugios de artistas en el norte del país.
Además de una creciente oferta de hoteles boutique, sus galerías, tiendas de diseño, edificios históricos y un completo calendario de eventos que se extiende a lo largo del año lo hacen el destino perfecto para una escapada de uno o dos días desde Los Cabos.
Bar Harbor, Estados Unidos
En la isla Mount Desert de Maine, en el noreste de Estados Unidos, la antigua comunidad pesquera de Bal Harbor se convirtió, en la segunda mitad del siglo XIX, en un destino de descanso para los habitantes de metrópolis cercanas, como Boston y Nueva York.
Hoy, el pueblo costero es mejor conocido por los viajeros como la vía de entrada al impresionante Parque Nacional Acadia, y es el lugar perfecto para ver ballenas, visitar galerías de arte y tiendas de antigüedades, y probar algunos de los mejores rollos de langosta en el país.
Caleta Tortel, Chile
Ser una de las comunidades más remotas en un país que se extiende de la Antártida hasta el desierto de Atacama, bordeando el océano más grande del mundo, representa un orgullo peculiar que Caleta Tortel, poblado por menos de 550 habitantes, no duda en presumir.
En la desembocadura del del río Baker, en la Carretera Austral, se trata de un lugar de una belleza deslumbrante, rodeado por islas, bosques, fiordos, aguas termales, glaciares y, al anochecer, inagotables cielos estrellados.
Tremezzina, Italia
Conformada por las localidades de Lenno, Mezzegra, Ossuccio y Tremezzo, la Riviera Tremezzina, ubicada en la costa opuesta de la famosa ciudad de Bellagio, en el lago de Como, presume albergar algunas de las villas más hermosas de la región.
Su intrincada historia que se remonta a la época romana, antes de convertirse en estación comercial durante el Medioevo y en destino de descanso en el Renacimiento, llega al presente transformada en uno de los escenarios más románticos de Europa. Entre hoteles de lujo, jardínes de más de tres siglos de edad y leyendas que sobreviven el paso del tiempo, cada primavera vuelve a renacer.
Sidi Bou Said, Túnez
En lo alto de una colina a sólo 20 kilómetros de la capital del país, en Sidi Bou Said las jornadas comienzan con un desayuno ante las inolvidables vistas panorámicas del Mediterráneo y una tranquila mañana caminando el casco antiguo de la ciudad, famoso por sus distintivas residencias pintadas de blanco y azul.
Por la tarde, visita alguna de sus galerías, como las celebradas A.Gorgi o la Selma Feriani, el palacio Ennejma Ezzahra y prueba los platillos locales en alguno de los restaurantes que esperan el atardecer con el mar a sus pies.