Los paisajes desérticos se antojan como un llamado a la aventura: los horizontes abiertos e infinitos; las piedras, los saguaros y las montañas que se levantan rompiendo el océano de arena a sus pies; las dunas que cambian de posición como si fueran el último testimonio del paso del tiempo; la flora y la fauna que se mueve tras bambalinas, asegurándose de que la puesta en escena de amaneceres y atardeceres ardientes siga su ciclo perpetuo, y las noches coronadas por el resplandor de la Luna y las estrellas sin el obstáculo de las nubes revelan un paisaje que se ha vuelto sinónimo de épicos espectáculos milenarios… la arena que se extiende bajo nuestros pies, es el lienzo en blanco para escribir nuestra aventura.
Sonora, México y Estados Unidos
El desierto más cálido de Norteamérica –que además de Sonora, se extiende por la península de Baja California, en México, y los estados de Arizona y California, en Estados Unidos– es también uno de los más complejos en el mundo: a la sombra de los famosos y gigantescos sahuaros que caracterizan sus icónicas postales (y el sinfçin de películas que se han filmado aquí), el desierto de Sonora es casa de cráteres, corre hasta la playa y resguarda los secretos de las culturas milenarias que lo habitan.
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Atacama, Chile
En el norte de Chile, el desierto de Atacama es también uno de los destinos más completos en el cono sur. A pesar de la aparente (y engañosa) sencillez del desierto, aquí los viajeros encontrarán suficientes experiencias para satisfacer a cualquier visitante. Desde albergues de lujo que ofrecen completos programas de observación de estrellas guiados por astrónomos profesionales, hasta una caprichosa colección de aguas termales que ofrece experiencias de bienestar, la exuberancia de Atacama se refleja en su oferta turística.
Sahara, Norte de África
A través de 9 millones 200 mil kilómetros cuadrados, nueve países –Túnez, Marruecos, Egipto, Chad, Libia, Mauritania, Níger, Sudan y Argelia– y la región en disputa del Sahara Occidental, el desierto más grande del mundo es un colosal espectáculo en donde también el tiempo se mide en ciclos de más de 20 mil años. Un viaje al legendario Sahara puede adquirir tantas formas como los viajeros puedan imaginar: desde pasar noches místicas en una comunidad de beduinos, hasta cazar la fotografía perfecta del radiante atardecer.
Namib, Namibia
El desierto de Namibia es un destino de vacaciones ideal para los buscadores de aventuras. Sobre la costa del Atlántico Sur, las impresionantes dunas de arena de Sossusvlei, las segundas más grandes del mundo, son perfectas para practicar sandboarding y los paseos en globo aerostático ofrecen a los viajeros algunas de las mejores vistas imaginables del desierto. Escalar “Big Daddy”, una impresionante duna de arena de 325 metros de altura, significa admirar al desierto en toda su magnificencia.
Gobi, China y Mongolia
El vasto desierto de Gobi cubre el norte de China y el sur de Mongolia. Cuenta con montañas, un bosque siempre verde y un hermoso sistema de dunas: el Khongoryn Els. Las dunas también se conocen como Duut Manchan o “Dunas Cantantes” por el sonido que emiten cuando la arena es movida por el viento. En el corazón del Gobi, los visitantes pueden dirigirse a Flaming Cliffs, un famoso yacimiento de fósiles de dinosaurios.
Outback, Australia
Un lugar de desiertos rojos, cielos azules, espacios abiertos y lugares espirituales aborígenes, no existen fronteras definidas para el interior de Australia. Sabes que estás allí cuando la ciudad parece un recuerdo lejano, puedes ver hasta el horizonte durante el día o te deslumbra un caleidoscopio de estrellas por la noche. Es fácil ver cómo unas vacaciones pueden generar nuevas perspectivas y recuerdos para toda la vida.