Si eres amante de las maravillosas criaturas que habitan nuestro mundo y vives o estás de visita en México, tienes una gran fortuna, ya que en este país se encuentran varios santuarios de la mariposa monarca. Este insecto es fácilmente reconocible por sus alas de color naranja con líneas negras y puntos blancos, y realiza una de las migraciones más largas entre los insectos.
Las mariposas monarca viajan más de 3,500 kilómetros desde Canadá y el norte de Estados Unidos hasta los bosques de oyamel en el centro de México. Durante su trayecto, atraviesa nueve estados: Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí e Hidalgo.
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En México, existen seis santuarios principales donde puedes conocer y observar a las mariposas monarca: El Rosario, en el municipio de Ocampo, Michoacán; Sierra Chincua, en Angangueo, Michoacán; Senguio, en el municipio de Senguio, Michoacán; La Mesa, en Sierra Campanario, Estado de México; El Capulín, en el cerro Pelón, municipio de Donato Guerra, Estado de México; y San Mateo Almomoloa, en Piedra Herrada, Estado de México.
De acuerdo con la Secretaría de Turismo de Michoacán, los santuarios de El Rosario, Sierra Chincua y Senguio, ubicados en este estado, están celebrando este enero el 50 aniversario de su descubrimiento. Para conmemorar este medio siglo, te invitan a visitar estos santuarios y admirar a las millones de mariposas que habitan en ellos, antes de que emprendan su viaje de regreso a Canadá y Estados Unidos.
¿Cuándo pasa la mariposa monarca por México?
Durante su migración, las mariposas monarca que llegan a México se establecen en el centro del país a principios del mes de noviembre y regresan a Estados Unidos y Canadá a principios del mes de marzo. Por lo tanto, esta temporada es perfecta para visitarlas en los santuarios.
Los seis santuarios de la mariposa monarca en México, tanto los de Michoacán como los del Estado de México, están ubicados dentro de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca. Esta reserva fue creada para proteger el entorno de estos insectos y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008.
Para tu visita, recuerda respetar las normas del lugar: evita perturbar el entorno, no hagas ruidos innecesarios y no intentes tocar las mariposas cuando se encuentren en su estado invernal. Lo más importante es dedicarte a disfrutar del espectáculo visual que este lugar tiene, especialmente en aquellos momentos mágicos en los que los rayos del sol tocan las superficies sobre las que descansan las mariposas, despertándolas y haciendo que se eleven en vuelo.