Un 8 de enero, como este, pero de 1910, la historia de la aviación cambió para siempre: se realizó el primer vuelo no solo en México, sino en toda Latinoamérica. Hoy en día es algo cotidiano imaginar que miles de personas toman vuelos diariamente para viajar entre ciudades, países e incluso continentes, pero la evolución de la aviación ha sido vertiginosa. Este 8 de enero de 2025 se cumplen tan solo 115 años desde que Alberto Braniff se convirtió en el primer aviador de Latinoamérica, protagonizando un momento crucial en la historia.
Aquel primer paso en la aviación latinoamericana no se asemeja en nada a los vuelos modernos, pero para su época fue un logro extraordinario. Incluso hoy, pensar en cómo una máquina de metal puede surcar los cielos sigue siendo fascinante, así que imagina el impacto que tuvo hace 115 años, cuando aquello parecía inimaginable para la mayoría.
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El vuelo de Braniff en 1910 duró apenas 8 minutos, según datos de la Cámara Nacional de Aerotransportadores (CANAERO), alcanzando una altitud de 25 metros y recorriendo 500 metros. ¿Puedes imaginar la emoción de Braniff al experimentar el cielo por primera vez desde aquel avión francés Voisin biplano?
El Voisin biplano Serie 13, diseñado por los pioneros franceses Gabriel y Charles Voisin, era característico de su época por su configuración de dos alas superpuestas. Equipado con un motor de combustión interna ENV, un avance tecnológico impresionante para aquellos años, y tenía una potencia de solo 60 caballos de fuerza, suficiente para escribir el primer capítulo de la aviación en Latinoamérica.
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La historia del primer vuelo en Latinoamércia
Alberto Braniff nació en 1884 en la Ciudad de México y, con tan solo 26 años, hizo historia al convertirse en el primer aviador de Latinoamérica. Hijo de una familia adinerada, recibió su educación en Europa. A los 25 años, durante una estancia en Francia, su vida cambió para siempre al presenciar un vuelo.
Fascinado por este avance tecnológico, negoció con los hermanos Voisin para adquirir uno de sus aviones, el icónico biplano Serie 13. Braniff gestionó el transporte del avión desde Francia hasta el puerto de Veracruz en barco y, de allí, lo trasladó en ferrocarril hasta la Ciudad de México.
Desde la estación de tren, el avión llegó a los terrenos de su familia en la Hacienda de Balbuena, donde Alberto construyó el primer hangar en la historia de México. Con la ayuda de otros entusiastas, ensamblaron la aeronave con gran dedicación, superando meses de trabajo y resolviendo fallas en el motor que inicialmente impedían que el avión despegara.
Finalmente, el 8 de enero de 1910, Braniff logró realizar el primer vuelo en la historia de México y Latinoamérica. Es asombroso pensar que el hombre que protagonizó este hito en la historia de la aviación falleció hace apenas 58 años. ¿Conocías esta historia?