Toronto recibe a sus visitantes como pocas ciudades del mundo. Moderna, vibrante y llena de contrastes, es considerada la capital económica de Canadá y uno de los destinos más atractivos de Norteamérica. Con su imponente skyline a orillas del lago Ontario y la multiculturalidad de sus barrios, cada recorrido es una experiencia distinta.
Quien pisa por primera vez Toronto descubre que la ciudad es mucho más que negocios y rascacielos. Sus calles respiran historia, arte y sabores traídos de todas partes del planeta. Aquí conviven templos culturales de primer nivel, modernos distritos bohemios y espacios naturales ideales para desconectarse sin salir de la urbe.
El espíritu cosmopolita de Toronto se refleja en cada esquina. Es posible desayunar con un café vietnamita, recorrer tiendas portuguesas al mediodía y terminar la noche en un pub irlandés. Todo sin salir del centro. Esa diversidad convierte a la ciudad en un mosaico irresistible para quienes buscan conocer diferentes culturas en un solo viaje.
Pero si hay algo que realmente sorprende a los viajeros, es la variedad de actividades que ofrece. Desde aventuras extremas en las alturas hasta paseos en tranquilos parques, pasando por espectáculos deportivos de nivel mundial, Toronto está pensada para no aburrir nunca.
Lo clásico que no puede faltar
Para muchos, la primera parada obligatoria es la CN Tower, un ícono de 553 metros de altura que domina el horizonte. Allí se puede caminar sobre un piso de vidrio suspendido, animarse al EdgeWalk –un recorrido por el borde de la torre con arnés– o cenar en el restaurante giratorio con vistas de 360 grados.
Otra joya imperdible es Casa Loma, un castillo digno de cuento construido en 1914. Sus salones de estilo europeo y jardines floridos ofrecen un viaje al pasado sin salir de la ciudad. Desde sus torres, además, se disfrutan panorámicas inigualables.
A esto se suma el Royal Ontario Museum (ROM), considerado el más importante del país, donde conviven fósiles de dinosaurios, galerías de antiguas civilizaciones y exposiciones de arte contemporáneo.
Cultura, barrios y rincones únicos
Más allá de los grandes atractivos, Toronto fascina por su espíritu artístico. La Art Gallery of Ontario, con más de 120 mil piezas, es un punto de encuentro para los amantes del arte universal. En paralelo, Graffiti Alley convierte un callejón entero en galería urbana al aire libre, con murales que cambian constantemente.
Si se busca un ambiente más alternativo, el Kensington Market combina puestos de comida internacional, tiendas vintage y música en vivo. Y en el Distillery District, antiguos almacenes de ladrillo rojo se transformaron en restaurantes, galerías y cafés de diseño. Y para una pausa verde, High Park despliega 161 hectáreas de senderos, jardines y áreas de picnic. En primavera, sus cerezos en flor lo vuelven uno de los paisajes más fotografiados de la ciudad.
Naturaleza y excursiones cercanas
La escapada estrella desde Toronto son las Cataratas del Niágara, a menos de dos horas de camino. Sus caídas de agua impresionan de día y brillan de noche con un espectáculo de luces que atrae a viajeros de todo el mundo.
Otra opción es tomar un ferry hacia las Islas de Toronto, un grupo de pequeños islotes que ofrecen playas, senderos y vistas inmejorables del skyline. Allí se pueden alquilar bicicletas o kayaks para recorrer a gusto.
Quienes dispongan de más tiempo pueden explorar Blue Mountain, ideal para deportes de invierno y actividades de verano, o recorrer los viñedos de Prince Edward County, un destino perfecto para disfrutar de vinos locales y playas de arena blanca.