El mundo animal nunca deja de asombrarnos. Desde la danza de las abejas hasta la increíble composición de las medusas, la naturaleza está llena de maravillas. Hoy queremos contarte sobre un magnífico mamífero marino, uno de los más queridos en México, que parece compartir ese cariño, pues cada año emprende un viaje extraordinario para volver a Baja California Sur.
Se trata de la ballena gris (Eschrichtius robustus), un coloso de los mares que realiza una de las migraciones más largas del reino animal. Según la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Gobierno de México, este impresionante cetáceo recorre 12,000 kilómetros desde las frías aguas de Alaska hasta las costas mexicanas, donde pasa el invierno.
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Para poner en perspectiva la magnitud de este viaje, imaginemos que una persona intentara recorrer la misma distancia a pie. Caminando a un ritmo promedio de 5 km/h, tardaría aproximadamente 2,400 horas. Sin detenerse, serían 100 días de caminata continua.
Sin embargo, con pausas realistas, el trayecto podría extenderse a 200 días caminando 12 horas diarias o incluso más de un año si se redujera la jornada a 6 horas diarias. Ahora bien, la ballena gris logra este recorrido cruzando océanos, enfrentando depredadores y sorteando cambios drásticos en su entorno.
¿Dónde se encuentra la ballena gris en México?
Este majestuoso ser puede alcanzar 15 metros de longitud y pesar hasta 20 toneladas (equivalente a 20,000 kilos). Su supervivencia y reproducción dependen de su llegada a ciertas lagunas en Baja California Sur, donde cada año encuentra refugio. De acuerdo con la Secretaría de Turismo del Gobierno de México, existen tres zonas principales para el avistamiento de ballenas grises, accesibles al público durante su temporada migratoria de diciembre a abril:
- Laguna Ojo de Liebre
- Laguna de San Ignacio
- Bahía Magdalena
Uno de los mejores sitios para observar a estas impresionantes criaturas es la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, que alberga dos de las tres principales áreas de avistamiento. La Laguna Ojo de Liebre se extiende por 227,994 hectáreas, mientras que la Laguna de San Ignacio abarca 142,956 hectáreas.
Si alguna vez has soñado con vivir un encuentro cercano con uno de los gigantes del océano, la temporada de avistamiento, que va del 15 de diciembre al 30 de abril, es el momento perfecto para hacerlo. No pierdas la oportunidad de maravillarte con este espectáculo natural y presenciar de cerca la migración de uno de los mamíferos más asombrosos del planeta.