México suele estar en los rankings internacionales por motivos muy distintos. A veces celebramos estar entre los primeros, otras veces nos quedamos pensando si realmente es motivo de orgullo. Hace poco, World Population Review señaló que somos el país más amigable del mundo. Pero hay otro ranking donde también estamos arriba: el de los jóvenes que siguen viviendo con sus padres. Sí, parece que independizarse se ha vuelto una misión casi imposible.
Buscar trabajo estable, ganar lo suficiente y poder rentar o comprar un lugar propio está cada vez más complicado. Por eso no sorprende que muchos jóvenes entre 20 y 29 años sigan en casa de sus papás. No es solo cosa de México, pasa en muchas partes del mundo. Pero aquí, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), casi la mitad de los jóvenes en ese rango de edad no se ha ido del hogar familiar: el 46%.
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Y no es un fenómeno aislado. En América Latina, países como Costa Rica (60%) y Chile (50%) muestran cifras aún más altas. A nivel global, Corea del Sur encabeza la lista con un 81%, mientras que Italia y Grecia superan el 75%. La dificultad para dejar el hogar familiar es una realidad compartida, marcada por distintos desafíos económicos, sociales y culturales según cada país.
Eso sí, la realidad varía mucho según el país. En Dinamarca y Suecia, por ejemplo, apenas entre el 10% y el 12% de los jóvenes continúa viviendo con sus padres. No es casualidad: se trata de países con economías estables, altos ingresos y políticas que favorecen la independencia desde edades tempranas.
¿Cuánto tiempo deben vivir los hijos adultos en la casa de sus padres?
No existe una única respuesta a la pregunta: ¿cuánto tiempo deberían vivir los hijos adultos en casa de sus padres? La realidad es más compleja. No todo gira en torno al dinero o la falta de oportunidades. Hay quienes deciden quedarse para cuidar a sus padres, otros optan por ahorrar lo que gastarían en renta y contribuir con los gastos del hogar. No siempre es una señal de fracaso ni de comodidad extrema; también hay decisiones afectivas, necesidades familiares y contextos personales que influyen en esta elección.
Un estudio hecho en España por María José Gil-Moltó y Arne Risa Hole analizó algo interesante: ¿cómo afecta a los papás vivir con hijos adultos? Resulta que las madres sí resienten esta situación, mientras que los padres, no tanto. Según los investigadores, ellas cargan con más tareas del hogar y también con más desgaste emocional, sobre todo si los hijos son hombres.
Cuando se trata de hijas, el impacto no fue igual. Todo apunta a que los roles de género todavía pesan mucho en la dinámica familiar. Este tipo de estudios deja claro que no se trata solo de los jóvenes, también hay efectos para los padres, en especial para las madres. Tal vez es hora de pensar en políticas que faciliten la independencia, no solo por los hijos, sino también por ellas.