¿Cansado de los mismos planes y aglomeraciones por todos lados? Mejor imagina esto: una poza de agua termal, escondida entre la vegetación de Veracruz, sin gente empujándote por un lugar para poner tu toalla. Así es San Bartolo, un rincón tan secreto que parece inventado, pero no. Existe, está en Atzalan y es uno de esos tesoros que México guarda con celos.
En este lugar no hay albercas de concreto ni camastros reservados. Lo que hay es una poza natural que brota directamente de las rocas, con agua tibia (a veces calientita) y completamente cristalina. Está rodeada de árboles enormes, hojas verdes del tamaño de una sombrilla y piedras que brillan como si alguien las hubiera pulido. Todo el entorno te abraza. Y sí, dicen que el agua hace maravillas con la piel.
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Para llegar, apunta esto: lo ideal es partir desde Martínez de la Torre. Desde ahí, el trayecto es de unos 30 kilómetros siguiendo la carretera Vereda/Pompeya. Vas a pasar por calles como 16 de Septiembre, Belisario Domínguez, Pedernales y 20 de Noviembre. No hay pierde, aunque eso sí, ten paciencia con las curvas y prepárate para ir despacio. Esta no es una carretera para ir con prisa.
Lo curioso es que la entrada no está tan a la vista. Hay algunas señales, pero muchas veces el acceso parece querer guardar el secreto. Nada de portón gigante ni letrero de neón. Un caminito de terracería te va metiendo poco a poco en la sierra y de repente, boom, aparece la entrada. Hay estacionamiento (básico pero funcional) y lo mejor: entrar no cuesta ni un peso.
¿Qué horario tienen las aguas termales de San Bartolo?
Como no hay comercio ahí, ni tienditas, ni antojitos, lo mejor es llevar tu comida. Arma tu picnic, guarda tus botellas de agua y no te olvides de las bolsas para recoger tu basura. Aunque no hay restaurantes, el lugar tiene baños y vestidores, así que puedes cambiarte tranquilamente. Solo no esperes lujos ni toallitas húmedas aromáticas. Esto es aventura, no hotel boutique.
Lo mejor de todo es la libertad. No hay horarios fijos ni alguien que te diga cuánto tiempo puedes quedarte. Eso sí, se espera que actúes con responsabilidad: nada de dejar basura, no cortes plantas, y si vas con niños, pon atención en todo momento. El lugar es muy noble, pero sigue siendo naturaleza viva.
Así que la próxima vez que pienses en una escapadita para resetear cuerpo y cabeza, deja de lado los planes de siempre y acuerdate de San Bartolo en Veracruz. Es un spa natural con una entrada que parece mágica y una experiencia que difícilmente vas a olvidar.