¿Te laten las ruinas mayas pero ya fuiste a Chichén Itzá, Uxmal o Ek’ Balam? Entonces prepárate para un viaje más salvaje y misterioso: Kulubá. A solo un par de horas del bullicio turístico, este sitio arqueológico escondido en la selva del noreste de Yucatán te transporta directo al centro de una antigua ciudad maya que todavía guarda secretos bajo la tierra.
Para llegar el camino es de terracería, con piedras blancas y curvas estrechas. Si traes coche bajito, maneja con cuidado. Una vez ahí, las ruinas están rodeadas por vegetación espesa, árboles enormes y sonidos que sólo la selva puede dar. No hay boletos ni filas eternas: entras directo, saludas al guardia, pagas 50 pesos por persona y te lanzas a explorar los vestigios de una ciudad construida entre los años 600 y 1050 d.C.
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En el centro de Kulubá se levanta el Palacio de los Mascarones, una estructura que alguna vez tuvo serpientes estilo toltecas en las esquinas y mascarones de Chaac que te miraban desde las paredes. Aunque parte del friso se perdió, aún se perciben los ecos de la grandeza de quienes lo habitaron. No solo eso, sino que se han identificado ya cinco palacios en la zona.
Entre lo nuevo que se ha desenterrado hay una estructura de 55 metros de largo con bóvedas colapsadas de hasta seis metros. Pero lo más loco es que no es un solo palacio, sino dos pegaditos, uno encima del otro. Ahí mismo se halló una plataforma llamada “de los depósitos”, donde se guardaban cosas como sal, ramón y maíz. Imagina caminar donde alguna vez se almacenó el oro blanco del Mayab.
¿Qué hacer en Kulubá, Yucatán?
Lo que hace a Kulubá aún más mágico son los cenotes que lo rodean. Uno de ellos está en Tixcancal, a unos minutos en coche. Otro, el cenote Santa Cruz, es perfecto para un chapuzón en agua cristalina. Pero si quieres algo completamente fuera de este mundo, lánzate al Aka'ab Che'en, un cenote oscuro y subterráneo donde la luz apenas entra. Es como nadar en otro plano.
Kulubá también ha sido una mina de oro para los arqueólogos. Desde 2019 no han dejado de excavar y han sacado a la luz más huesos, cerámica, obsidiana y hasta estructuras rarísimas con contrafuertes. Hay un altar curioso al frente del Palacio de los Pilares que tenía cinco depósitos subterráneos.
Según los expertos, este sitio fue clave para los itzáes, quienes lo usaron para controlar el cacao, la sal y las rutas comerciales hacia el norte. Así que si bien Kulubá no es la estrella del show arqueológico según los mapas, los hallazgos recientes están poniendo en duda esa clasificación. Por ahora, eso sí, no hay grandes servicios turísticos, así que ve preparado.
¿Hay más? Sí: puedes unir la visita a Kulubá con otros destinos de la zona. A unas dos horas está la estación del Tren Maya en Chichén Itzá o Izamal, así que podrías armarte un tour épico: ruinas, cenotes, conventos coloniales y parques naturales, todo en un solo viaje. Desde las estaciones puedes llegar a otros destinos del hermoso sureste mexicano.