Melchor Muzquiz es un Pueblo Mágico de Coahuila, hogar de los Kikapúes y de otras tribus como los Mascogos. Esta localidad posee un aire místico y paisajes de ensueño que parecen salidos de una película de Hollywood. Aquí se respiran las tradiciones milenarias de estas culturas emblemáticas que alguna vez también habitaron en el territorio de los Estados Unidos.
Este Pueblo Mágico también es reconocido por sus vestigios paleontológicos que se guardan en el museo. Además es un mosaico de tradiciones, religiones, culturas, gastronomía e historia, así que es uno de esos lugares que son obligados para conocer, al menos una vez en la vida pues es considerado un sitio rico en historia en el que el tiempo parece haberse detenido.
Qué hacer en Muzquiz
Como salido de una película del viejo oeste, Melchor Múzquiz cuenta con paisajes que sorprenden a los viajeros que llegan movidos por las historias de la tribu de los Kikapués, la única que sobrevive en México y que llegó a México después de que Benito Juárez les otorgara estas tierras. También habitan aquí los Mascogos, una comunidad afroamericana descendientes de los esclavos que huyeron de los Estados Unidos. Ambas presencias han enriquecido la cultura de esta región. Para aprender más de ellos, se realizan convivencias que requieren previa autorización de su líder espiritual, ya que se rigen por medio de los usos y costumbres.
Además de sus encantadores paisajes naturales en los que se puede hacer senderismo, cabalgatas y otras actividades para vivir aventuras al aire libre. Además acoge una de las colecciones paleontológicas más importantes del mundo, y a artesanos reconocidos por sus hermosos trabajos de fluorita y talabartería como cinturones y sillas de montar. Además la flourita es una piedra semi preciosa con vetas turquesa y violeta que se emplea para elaborar diversos objetos.
Este Pueblo Mágico, además posee un tesoro dedicado al arte moderno, se trata de la casa del pintor mexicano, Julián Galán Romo que hoy es un museo en el que se pueden admirar sus litografías y, de paso, entrar a la casa de muñecas a escala humana, donde solía jugar el artista. Antes de irse hay que conocer los parajes naturales como el Río Sabinas con sus nacimientos de manantiales para navegar en kayak y el parque recreativo La Cascada con pozas naturales para darse un chapuzón.
Para comer hay que ir a alguno de los restaurantes que hay en el centro del pueblo y disfrutar los sabores locales, aquí se prepara carne asada, cabrito, cortadillo de res, chorizo, machaca, y quesos de diversas variedades, como asadero y manchego. Los cacahuates fritos sazonados con ajo son una botana popular. Entre los postres prueba los helados, los elotes, los dulces de nuez y piloncillo, y una raspa de limón;