Cada mes de noviembre, nuestro país celebra una de las tradiciones más bellas que se pueden vivir en el territorio nacional, donde los habitantes de diferentes regiones esperan a sus seres queridos que murieron en sus ofrendas conmemorativas, ataviadas de adornos coloridos, rico pan de muerto, fruta fresca de temporada, platillos deliciosos e incluso con sus bebidas predilectas, dando vida al Día de Muertos.
A fines de octubre e inicios de noviembre, las historias y leyendas más famosas de México cobran vida en los diferentes escenarios de este territorio y hoy conoceremos la leyenda del Lago de Janitzio, la cual puedes conocer de cerca al visitar este destino de temporada que te cautivará por contar con uno de los festejos más singulares del estado de Michoacán.
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¿Cuál es la leyenda de la isla de Janitzio?
Hace mucho tiempo en la región de Pátzcuaro, existía una tribu indígena conocida como los Purépechas, quienes tenían una relación muy especial con la muerte, pues ellos no temían este proceso natural en la vida de los seres humanos, sino que la consideraban como un paso más hacia la nueva vida, una creencia ancestral que se manifestó en una increíble forma de honrar a sus ancestros cada año.
En esta región vivía un joven llamado Janitzio, un hombre conocido por su valentía y el amor que sentía por su pueblo. Sin embargo, Janitzio sentía una muy profunda tristeza porque su amada, una joven llamada Xarhú, había fallecido recientemente y extrañaba mucho su compañía, por lo que se encontraba desconsolado debido a su pérdida.
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Una noche, a través de un sueño, Janitzio pudo ver a su amada, quien apareció para manifestar su deseo de encontrarse con él en el mundo de los muertos, donde podrían estar juntos nuevamente, pero para lograrlo, el muchacho debía seguir instrucciones específicas para poder celebrar el Día de los Muertos, una forma de rendir homenaje a ella y a los demás seres amados de las personas que vivían en esta zona.
De acuerdo con las instrucciones de Xarhú, Janitzio comenzó a rendir honores a sus antepasados en una isla del lago de Pátzcuaro, que ahora se conoce como Janitzio, donde se encienden velas, se colocaban ofrendas, comida, bebida y se adornaban las tumbas de los fallecidos con flores y objetos representativos que gustaban a cada persona en vida.
Con el paso del tiempo, los festejos de Día de Muertos permanecieron tal y como ahora los conocemos, con sus típicos altares, calaveras de dulce, ofrendas y el uso del cempasúchil como una flor que marca el camino correcto a casa. La leyenda de esta isla es fascinante y podrás conocerla al visitar esta zona, pues actualmente, Pátzcuaro se ha convertido en uno de los sitios preferidos para pasar conocer en esta temporada.