Para los días de frío, que son cada vez más, ¿qué mejor que un destino con aguas cálidas y cabañas rústicas donde resguardarse? Vamos a recomendarte un destino escondido entre montañas y balnearios naturales. Un Pueblo Mágico del sur de Nayarit, perfecto para una ESCAPADA donde olvidarte de las responsabilidades de la cotidianidad y tener unos días de auténtico descanso. Antes de emocionarte con sus paisajes y sus aguas cristalinas, hay que empezar por lo primero: ¿cómo llegar?
Para llegar a Amatlán de Cañas, si te mueves en transporte público, vas a encontrar corridas de la línea Nayar saliendo de Tepic. Los boletos rondan los 146 pesos desde la Agencia Centro Tepic y el trayecto dura cerca de dos horas. También está la opción de la línea ATE desde diferentes partes de Jalisco. Desde Guadalajara hay tarifas que arrancan en 170 pesos y el trayecto toma aproximadamente dos horas.
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En auto desde Tepic, la ruta más directa inicia en Avenida Tecnológico rumbo a Mazatlán, después tomas la Guadalajara–Tepic (MEX-15D). Más adelante aparece la salida hacia Jala por la carretera Jala–E.C. Federal 15, vuelves a enganchar la MEX-15 y más tarde sigues por la vía que conduce al Pueblo Mágico.
Si sales desde Guadalajara, comienzas por Ignacio Luis Vallarta/MEX-15 en dirección a Tepic, luego te conectas con la carretera Ameca–Guadalajara (MEX-90) hacía Tala. Después tomas la desviación El Refugio–San Marcos (JAL-4) rumbo a Ahualulco y, desde ahí, continúas hasta la carretera que termina en este destino relajante.
¿Qué hacer en el Pueblo Mágico Amatlán de Cañas?
Ahora sí, vamos con la parte divertida: lo que puedes hacer una vez que llegas. Aunque mucha gente pasa por alto Nayarit cuando planea sus vacaciones, este lugar te demuestra que a veces los mejores espacios están escondidos. ¿Ya habías escuchado sobre este destino?
Imperdibles de Amatlán de Cañas
- El Salto del Coronel
- El Manto
- Barranca del Oro
- Centro Histórico
- El Templo de Jesús Nazareno
- Capilla a la Virgen de Guadalupe
- San Blasito
- Hacienda de Quesería
Uno de los puntos más conocidos es El Salto del Coronel, en la comunidad de El Rosario. Las albercas están hechas sobre la corriente natural, así que el agua fluye sin químicos ni contaminación. Es genial para pasar el día, descansar bajo el clima cálido, nadar un rato y desconectarte. Además, hay zona de camping, cabañas y juegos para infancias, perfecto si vas en plan familiar.
Otro sitio que gusta mucho es El Manto, un cañón con toque rústico desde los años setenta. Su cascada de siete metros es la protagonista, rodeada de estanques en los que puedes meterte según la profundidad que te guste más. Hay terrazas, regaderas, vestidores y hasta un pequeño restaurante.
Si te atraen los lugares con más profundidad histórica, la Barranca del Oro es una parada obligada. Fue una zona minera importante en los siglos XVIII y XIX y todavía se mantienen arcos, fachadas y una antigua capilla que impresionan a cualquiera. Caminar entre sus restos te deja una sensación especial.
Termina tu día en el Centro Histórico. El Templo de Jesús Nazareno, construido en 1750, es uno de los edificios más queridos y todavía conserva detalles increíbles. También está la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, levantada por mineros hace siglos. Y para cerrar con algo dulce, busca un chocolate caliente hecho en fábricas artesanales: todavía producen sus tablillas como antes y el aroma te atrapa apenas entras.