Si estás buscando un plan de fin de semana que no implique un gran gasto, San Joaquín, en la Sierra Gorda de Querétaro, puede ser lo que necesitas. Rodeado de naturaleza y con un clima fresco, este Pueblo Mágico es a su vez el municipio más barato de Querétaro. Hay ruinas prehispánicas muy cerca, así como un museo arqueológico y minero lleno de historia, y espacios como el Parque Nacional Campo Alegre o la Gruta de los Herrera que valen cada paso. También puedes darte una vuelta por la Plaza Principal, subir al Mirador La Crucita para ver el atardecer o dejarte llevar por el ritmo del Huapango.
Si sales desde la Ciudad de México, llegar te tomará unas 4 horas por carretera, recorriendo aproximadamente 270 kilómetros. La ruta más práctica arranca por Eje Central, sigue por Reforma y Ejército Nacional, y luego toma Río San Joaquín para conectar con la autopista México–Querétaro. En el trayecto pasarás por cuatro casetas: Pachuca A3 ($8), Tultepec ($109), Jorobas ($155) y Tepeji–Palmillas ($108), sumando unos $380 en total, según los últimos datos de CAPUFE.
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Ya sobre la autopista, el camino sigue hacia San Juan del Río y de ahí por la carretera federal 120 rumbo a Jalpan de Serra. Esta parte del viaje te lleva por Tequisquiapan y se adentra en la Sierra Gorda, con curvas y paisajes que te invitan a parar para tomar fotos. Entre gasolina y casetas, el gasto ronda los $1,800 para cubrir ida, vuelta y tal vez alguna parada extra.
Ahora bien, si partes desde la ciudad de Querétaro, el viaje es aún más fácil. No hay casetas en el camino, y el trayecto dura poco más de dos horas. La gasolina te saldrá en unos $265 por trayecto, así que por $530 puedes ir y regresar sin problemas. Vive un memorable fin de semana sin estrés ni gastos excesivos.
¿Qué hacer en el Pueblo Mágico de San Joaquín?
¿Qué puedes hacer en San Joaquín sin caer en la rutina de siempre? Para empezar, está el sitio arqueológico de Ranas, al que llegas en menos de 10 minutos en coche desde el centro. Son más de 180 estructuras prehispánicas levantadas sobre dos cerros, con una vista que te deja sin palabras. En su momento, este lugar fue clave en el comercio de cinabrio, un mineral muy valorado por las culturas antiguas.
Si te llama más la atención lo subterráneo, lánzate a las Grutas de los Herrera. Están a solo 8 minutos en auto o media hora caminando, y aunque no se pueden recorrer por completo, hay partes abiertas al público con túneles, estalactitas y estalagmitas que te hacen sentir en otro mundo. La entrada cuesta 50 pesos y lo mejor es ir con ropa cómoda y algo abrigada porque ahí abajo hace fresco. Además, afuera hay un área con comida y hasta un puente colgante que añade algo de aventura al paseo.
Para una buena dosis de vistas, aire puro y silencio con paisaje incluido, tienes el Mirador de La Crucita. Está a unos pasos del centro y tiene acceso libre las 24 horas. Es perfecto para ver el amanecer, el atardecer o simplemente sentarte a contemplar la sierra. En Semana Santa se vuelve el escenario del Viacrucis, así que también tiene su lado tradicional.
Y si a ti lo que te gusta es, más bien, curiosear objetos antiguos, el Museo Arqueológico y Minero es una parada obligada. Está en la parte alta de la Casa del Artesano y tiene piezas que van desde tiempos prehispánicos hasta objetos del siglo pasado. Hay dos salas, una dedicada a la minería —con metates, vasijas y herramientas milenarias— y otra con trajes típicos usados en los bailes tradicionales de las cinco huastecas. Es pequeño, pero tiene su magia si quieres entender mejor la historia del lugar.