Pahuatlán, en la Sierra Norte de Puebla, es ese tipo de lugares que no necesitas imaginar: basta con llegar y abrir bien los ojos. El camino se va llenando de curvas, neblina suave y cafetales que huelen delicioso. A menos de tres horas desde la Ciudad de México, este Pueblo Mágico te recibe entre senderos verdes y aire puro. No importa si llegas manejando o en autobús, el viaje ya es parte de la historia que contarás.
Una de las primeras experiencias que muchos buscan allí es cruzar sus famosos puentes colgantes. El más alto, el Miguel Hidalgo y Costilla, está a más de 30 metros sobre el río Pahuatitla. Lo encuentras en la comunidad de Xolotla, colgado entre árboles y nubes. Muy cerca está el puente de Cabañas Don Migue, otra opción para ver el paisaje desde el aire, literalmente.
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Y si ya estás arriba de un puente, ¿por qué no completar la aventura con una caminata serrana? Puedes conectar ambos puntos a pie en una caminata que te lleva entre cafetales, cascadas, riachuelos y panorámicas. En este Pueblo Mágico el café y las cascadas serán los protagonistas de tu viaje.
¿Qué hacer en Pahuatlán?
El Pahuatlán el café es exquisito por diferentes razones: viene directo del productor, con tostado reciente y cata incluida. En el Beneficio de Café de Don Conche Téllez -recomendado por la Secretaría de Turísmo- puedes conocer el proceso completo, desde el grano rojo hasta esa taza que humea. Te aseguramos que el aroma no se te va a olvidar, y es muy probable que salgas con una o dos bolsas para llevarte un pedacito de Pahuatlán a tu casa.
El pueblo tiene una historia profunda ligada a sus raíces indígenas. En la comunidad de San Pablito se fabrica papel amate con técnicas prehispánicas, un arte que resiste el paso del tiempo. Puedes visitar talleres, ver cómo se trabaja la fibra de árbol, e incluso adquirir alguna pieza hecha a mano. Cada pieza incluye años de historia y tradición, así como conocimientos ancestrales.
Luego de los miradores, las visitas a fincas cafeteras y talleres de papel amate, te recomendamos visitar La Cascada Velo de Novia y el Mirador de Ahíla, que son perfectos para respirar profundo y enamorarte de la belleza natural. Y a la hora de dormir, Las Cabañas Don Migue, por ejemplo, están tan metidas en el bosque que lo único que vas a oír es el viento entre las ramas y el crujido de la leña encendida.
La comida en Pahuatlán también es un punto fuerte. Tacos de cecina ahumada, tamales de cacahuate y vinos de frutas serán tus acompañantes de viaje. Los mercados son un festín de pan artesanal, salsas de colores y dulces de café. Pahuatlán no es para ir con prisa, es para ir con hambre y antojo de café.
¿Cómo llegar a Pahuatlán desde CDMX?
Desde la Ciudad de México, llegar a Pahuatlán en auto es muy sencillo. El trayecto toma aproximadamente 2 horas con 40 minutos por la autopista México-Tuxpan (132D), considerada la vía más rápida. Son alrededor de 161 kilómetros de ruta que atraviesan lugares como Ecatepec y Tulancingo. En el camino hay dos casetas, con un costo total de 148 pesos, y considerando un consumo promedio de combustible, el gasto en gasolina ronda los 300 pesos.
Si prefieres el transporte público, también hay una opción accesible. Desde la Central del Norte puedes tomar un autobús de la línea Futura rumbo a Tulancingo. Una vez ahí, solo necesitas abordar un autobús de la línea Conexión hacia Pahuatlán. En total, el costo del traslado en camiones es de aproximadamente 350 pesos y el viaje completo dura cerca de cuatro horas.