Si quieres huir del calor sin irte tan lejos, Zacatlán de las Manzanas es la escapada perfecta. Este Pueblo Mágico de Puebla tiene ese aire fresco de montaña que se agradece todo el año. Con un clima templado y una temperatura promedio de 14.5 °C, caminar por sus calles es respirar tranquilidad. Además, hay cascadas, tirolesas, museos, pan de queso, vino caliente con manzana, glamping y cabañas. ¿Qué más se puede pedir?
Ahora, si ya te estás animando, seguro te interesa saber cuánto te cuesta llegar. Desde la Ciudad de México, el viaje es de poco más de tres horas por una ruta rápida y bien pavimentada. Vas por la autopista México-Tuxpan (132D), una vía segura y cómoda, hasta llegar a Zacatlán, recorriendo unos 202 kilómetros en total.
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Durante el trayecto pasas por varias casetas: Ecatepec (110 pesos), Tejocotal (111 pesos), Nuevo Necaxa (38 pesos) y Michac II (99 pesos). En total, pagas 358 pesos en peajes solo de ida. La ventaja es que son tramos bien señalizados, lo que hace más sencillo el viaje incluso si no eres experto en carretera. Y con buena música, ni se siente.
Eso sí, no olvides sumar la gasolina. Para un coche mediano, vas a necesitar unos 16 litros por trayecto. Si el litro anda en 24 pesos, son 384 pesos de gasolina de ida. Si haces la cuenta para el viaje redondo, entre casetas y gasolina, estarías gastando alrededor de 1,484 pesos.
¿Qué hacer en el Pueblo Mágico de Zacatlán?
Una vez en el Pueblo Mágico de Zacatlán, no puedes perderte su famoso Mirador de Cristal. Está suspendido sobre la Barranca de los Jilgueros y caminar por él es como flotar en el aire. Desde ahí ves montañas cubiertas de neblina, la cascada Cola de Caballo y paisajes verdes que te hacen olvidar el celular. Además, está rodeado de mosaicos de colores y lo mejor: es gratuito. Antes de irte, pasa por un pan de queso recién salido del horno o prueba un refresco de manzana artesanal.
Entre los puntos más visitados del pueblo están su plaza con el reloj floral, el Valle de las Piedras Encimadas, el Museo de Relojes y Autómatas, grutas, cascadas y tirolesas. También puedes visitar antiguas parroquias, conventos franciscanos y bodegas con productos locales. Es fácil pasar tres días sin repetir plan ni restaurante, porque el lugar está lleno de pequeñas sorpresas por todos lados.
Si quieres un viaje perfecto y, por qué no, romántico, hay dos hospedajes que debes considerar. El primero es Kuppel Camp, donde puedes dormir en domos geodésicos, cabañas de adobe o una casa de campo en plena sierra. Hay puentes colgantes, zonas para fogatas, actividades al aire libre y es pet-friendly.
La otra opción es Kali-Tree, a unos minutos del centro. Allí duermes en casas del árbol hasta 8 metros de altura. Son cabañas rústicas con balcones que dan al cielo estrellado y puentes colgantes que conectan cada espacio. Hay promociones especiales entre semana y puedes pedir servicios como fogatas o cenas románticas.