A tan solo un cuarto de hora desde Pachuca se encuentra Real del Monte, una joya escondida entre montañas que combina naturaleza, cultura y legado. Este Pueblo Mágico, considerado el de mayor altitud en todo México, ofrece un entorno cargado de identidad, memorias y paisajes únicos. Las construcciones con techos rojos y calles adoquinadas guardan episodios mineros, recetas con siglos de historia y vistas que parecen salidas de una pintura.
Quienes llegan hasta este destino lo hacen en busca de vivencias reales, aire fresco y un entorno en el que convergen raíces otomíes, influencias británicas y sabores tradicionales de origen precolombino. Lo que en otras épocas fue un cruce esencial de caminos, hoy se ha transformado en uno de los lugares favoritos para quienes desean desconectarse del día a día.
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Real del Monte pertenece al reconocido Corredor de la Montaña, un recorrido turístico que enlaza localidades con encanto como Omitlán, Mineral del Chico y Huasca de Ocampo. Sin embargo, este lugar tiene una distinción especial: fue testigo del primer encuentro de futbol en el país, gracias a los obreros provenientes de Inglaterra durante el siglo XIX.
Quienes recorren el pueblo no solo pisan una zona minera, sino también un escenario que conserva viva su historia. Las antiguas minas, ahora acondicionadas para recibir a los viajeros, permiten conocer un pasado de esfuerzo subterráneo combinado con costumbres que todavía se mantienen en la vida cotidiana de sus habitantes.
Gastronomía típica y legado cultural
Uno de los principales tesoros culinarios de Real del Monte son los pastes, una tradición traída por los trabajadores ingleses que arribaron en 1824. Estas masas horneadas con relleno, parecidas a las empanadas, se han convertido en el emblema gastronómico del lugar. Cada mes de octubre se realiza el Festival del Paste, un evento que reúne a panaderos internacionales, incluso desde Inglaterra, para celebrar la receta tradicional.
No obstante, el pasado no solo se descubre en los sabores, también se revive en sus museos. El Museo del Paste ofrece una exhibición que narra los orígenes de esta preparación, mientras que el Museo de Medicina Laboral muestra cómo se cuidaba la salud de quienes trabajaban en las minas. Ambos espacios permiten entender con mayor profundidad el día a día de la época minera.
Hidalgo, turismo y tradiciones
En medio de un entorno natural, Real del Monte propone descubrir sitios como el Hiloche, un bosque encantador, o las singulares Peñas Cargadas, enormes piedras que parecen flotar y que resultan perfectas para paseos a pie o capturar imágenes memorables. Para quienes sienten afinidad por los relatos antiguos y lo enigmático, hay un rincón muy especial: el Panteón Inglés.
Este camposanto, levantado en el siglo XIX, se encuentra sobre una colina y llama la atención por sus tumbas erguidas, todas orientadas hacia el Reino Unido. Su creador, Thomas Straffon, quiso rendir homenaje a sus raíces, y hasta el día de hoy, el sitio conserva esa atmósfera melancólica que acompaña a quienes partieron de su país con la esperanza de hallar riqueza en tierras mexicanas.