Durante el verano y la temporada de lluvias en México se realiza uno de los espectáculos naturales más esperados por muchos turistas nacionales y extranjeros, la peculiar danza de las luciérnagas que forma parte de su apareamiento. Miles de estos insectos se reúnen en los bosques de varias partes de México para buscar pareja, son los machos quienes encienden su abdomen para atraer a su pareja, por lo que este espectáculo natural es único. Así como logran cautivarte estos insectos, no te puedes perder de la oportunidad de conocer más sobre estos animales en la cultura maya.
Estos increíbles insectos luminosos forman parte de un tótem en la cultura prehispánica, así es, al igual que el colibrí, cuentan con una leyenda mexicana que proviene de la cultura maya. Por eso, en esta nota te diremos más sobre la leyenda de las luciérnagas, la cual explica más sobre el origen y comienzos de estos bellos insectos en tierras mexicanas. Recuerda que estos hermosos animales llegan a los bosques de distintos lugares del país para preservar su existencia, así que es importante respetar su hábitat.
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¿Cuál es la leyenda Maya de las luciérnagas?
En el Mayab, como se le conocía a la Tierra en sus comienzos, existió un hombre que tenía la habilidad de curar todas las enfermedades. Dicha noticia se dio a conocer por todo el territorio que poco a poco llegaron a él personas que buscaban estar sanos. El hombre, para curar sus enfermedades, sacaba una pequeña piedra verde de su bolsillo y decía algunas palabras, con solo eso los curaba.
Un día, el hombre salió a caminar por la selva, camino tanto que el cansancio hizo que quedara dormido un rato bajo la sombra de un árbol, pero al cabo de unos minutos, cayó una intensa lluvia que lo despertó. De inmediato salió corriendo hacia su casa, con tan mala fortuna, que con las prisas la piedra verde se cayó de su bolsillo.
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Cuando el hombre llegó a su casa, una mujer lo esperaba, necesitaba que sanara a su hijo, pero cuando quería usar su piedra no la encontró, entonces pensó en cómo encontrar algo tan pequeño en la inmensa selva. Entonces de inmediato el hombre dijo: “¡Ya lo tengo! Pediré ayuda a Cacay”. Se trataba de un insecto volador pequeño pero muy ágil y rápido, que conocía todos los rincones de la selva.
El hombre le pidió ayuda a Cacay para buscar la piedra verde, así que se prestó voluntario para buscar la piedra. Se metió en todos los rincones, entre las hojas y la hierba, a pesar de estar agotado, Cacay no quiso detenerse. Cuando llegó la noche el insecto volador lloró desconsolado porque quería seguir buscando y no podía ver. Así que su pequeño cuerpo comenzó a brillar e iluminar, para poder así buscar la pequeña piedra.
Cacay llevó muy contento la piedra a su dueño y al ver el pequeño insecto brillar se sintió orgulloso que le dijo:
-Has demostrado tu entrega, esfuerzo y perseverancia. Tienes luz propia, pequeño Cacay, pero a partir de ahora la tendrás siempre. Tu cuerpo brillará en medio de la noche.
Es así como Cacay y todos los suyos se transformaron en los insectos que se conocen como luciérnagas. Aunque eso sí, la explicación científica revelada por el Journal of the American Chemical Society, es que el oxígeno que interviene en el brillo de las luciérnagas tiene una forma especial llamada anión superóxido, el cual tiene un electrón adicional que precipita una reacción química con luciferina.