TRADICIÓN MEXICANA

Día de la Vírgen de Guadalupe: ¿Cómo nacieron las peregrinaciones a La Villa cada 12 de diciembre?

Cada año miles de personas toman sus maletas y viajan a la Basílica de Guadalupe

Peregrinaciones en México.Una tradición que revive cada añoCréditos: Pixabay/wolfgang122
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Cada 12 de diciembre, México se viste de fiesta para celebrar el Día de la Virgen de Guadalupe, una tradición arraigada que ha dado lugar a las masivas peregrinaciones a La Villa. Este fenómeno no sólo es una expresión de fe, sino también una manifestación cultural única que ha evolucionado desde sus inicios.

Todo comenzó en 1531, cuando la Virgen de Guadalupe se apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Este encuentro marcó el inicio de una devoción que se expandiría a lo largo de los siglos. La construcción de la Basílica de Guadalupe en el lugar de la aparición se convirtió en un punto focal para los fieles y el epicentro de las peregrinaciones.

¿Cuándo comenzaron las peregrinaciones a La Villa?

A lo largo del tiempo, las peregrinaciones a La Villa se han convertido en una expresión masiva de fe y devoción mariana. Millones de personas de todas las edades y estratos sociales recorren largas distancias, a veces descalzos, como una demostración de agradecimiento y entrega espiritual. Este acto no solo fortalece la conexión de los creyentes con la Virgen, sino que también fomenta un sentido de unidad nacional.

Se dice que el peregrinar comenzó en los inicios del cristianismo en la antigua Roma. Aquí en México, las procesiones comenzaron a mediados del siglo XIX, cuando el presidente Miguel Alemán amplió la Calzada de Guadalupe y construyó el conocido Atrio de las Américas en 1952, estas remodelaciones fueron el aliciente para que los peregrinos llegaran de todos los rincones de México hasta la nueva Basílica de Guadalupe.

Las peregrinaciones a La Villa de Guadalupe atraen a personas de todas partes de México y el extranjero. La diversidad de los peregrinos refleja la universalidad de la devoción guadalupana. Desde jóvenes cargando estandartes hasta ancianos rezando el rosario, la mezcla de generaciones y experiencias enriquece el evento, creando un ambiente de comunidad y fraternidad.

Además de su importancia religiosa, las peregrinaciones a La Villa también tienen un impacto cultural y social significativo. Se generan lazos comunitarios, se comparten experiencias y se fortalecen tradiciones. Los negocios locales y las autoridades se suman a la logística para garantizar la seguridad y comodidad de los peregrinos, transformando esta jornada en un evento colectivo que trasciende lo espiritual.

Peregrinaciones a La Villa/Pixabay/FREDIARTURO

A lo largo de los años, las peregrinaciones a La Villa de Guadalupe han evolucionado, pero su esencia persiste: un encuentro masivo de fe, esperanza y devoción. Esta tradición continúa inspirando a generaciones, consolidando su lugar como un fenómeno cultural y espiritual único en México. Cada diciembre, las calles se llenan de peregrinos que, con paso firme, siguen el camino marcado por la Virgen de Guadalupe.