Muchos recuerdan el importante acontecimiento que marcaría la historia de los viajes en barco que aconteció la madrugada del 15 de abril del año 1912, cuando el Titanic chocó contra un iceberg y terminó hundido en las heladas y profundas aguas de Terranova, un evento que sería el inicio de nuevas exploraciones hacia esas aguas y algunas otras tragedias, como el pasado hundimiento del Titán, un submarino que sufrió una implosión al acercarse a los restos de este barco.
En ese entonces, el Britannic, un barco gemelo con características muy similares a las del Titanic estaba en construcción en los astilleros de Harland and Wolf en Belfas, Irlanda y ahora nos adentraremos un poco en el pasado de este hermano del Titanic para conocer más sobre otra trágica historia de la flota más grande, moderna y lujosa de la época.
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¿Cómo fue la tragedia del Britannic?
Tanto el Britannic, como el Titanic y un tercer crucero llamado Olympic formaban la flota más grande de embarcaciones modernas, de lujo y confort en aquella época: la clase Olympic. Con ella, la famosa firma de trasatlánticos White Star Line quería dominar las aguas de los viajes entre Europa y Nueva York, pero el plan no resultó del todo como lo esperaban.
Al igual que su gemelo, el Britannic sufrió el mismo destino, pues el día 21 de noviembre de 1916 naufragó en el mar Egeo, con la única gran diferencia que esta embarcación no transportaba a ningún pasajero en aquella ocasión. A un poco más de 100 años de su hundimiento, el accidente de este barco se considera como uno de los misterios más interesantes en la historia de la navegación.
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Desde el accidente del Titanic, los astilleros de Harland and Wolf tuvieron muchas lecciones que aprender y mejoras por hacer, así que se basaron en los errores del diseño de la famosa embarcación y fabricaron el Britannic con un doble casco que cubriría el motor y la sala de calderas, duplicaron la cantidad de botes salvavidas y algunas otras diferencias más.
Este monumental barco fue botado el 26 de febrero de 1914, sin haber terminado sus lujosos interiores y a los seis meses de haber estallado la Primera Guerra Mundial, el buque quedó fondeado. En noviembre del mismo año fue requisado por el gobierno británico, que al mes siguiente lo asignó como boque hospital y para poder llevar a cabo su nueva misión, se pintó esta embarcación, se le dibujaron cruces de cada lado y una línea verde de proa a popa.
Ya listo para su nueva misión, el recién renombrado Barco Hospital Su Majestad partió de Southampton en la costa sur de Inglaterra hacia el Mediterráneo y se dirigía en ruta para recoger a unos 3,000 soldados enfermos o heridos cuando un estallido junto a la proa lo paró en seco. A penas tardó 55 minutos en hundirse en el canal de Kea, frente a la isla griega del mismo nombre, tres veces menos del tiempo que tardó el Titanic en tocar el fondo del mar.
Este naufragio se saldó con la muerte de 30 de un total de 1,125 tripulantes, entre los que se encontraba Violet Jessop, una azafata nacida en Argentina de inmigrantes irlandeses que también había salido ilesa de la tragedia del Titanic y debido a que eran tiempos de guerra, la pérdida pronto fue olvidada por el mundo