No cabe duda que las leyendas e historias de México no dejan de sorprendernos, aunque hayan pasado decenas, cientos o miles de años los sucesos que han acontecido en el país siguen sorprendiéndonos día a día o cada vez que las escuchamos. En esta ocasión, contaremos la historia de un ex presidente mexicano que quiso tanto a su patria que su último deseo fue ser dividido y enterrado en diferentes partes del territorio mexicano.
Así como lo lees, si bien México a lo largo de su historia ha tenido 60 presidentes desde Guadalupe Victoria en 1824 hasta el actual que es Andrés Manuel López Obrador, existió uno que su historia es increíble de leer, ya que el deseo de amor hacia México fue tal que decidió descansar no solo en un lugar sino en todos los lugares que marcaron su vida.
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El presidente mexicano que repartió su cuerpo en diferentes lugares de México
Se trata del expresidente Miguel Barragán, un general el cual tuvo un corto mandato pues duró en la presidencia poco más de un año, del 28 de enero de 1835 al 27 de febrero de 1836, llegó a este puesto debido a la licencia que pidió Antonio López de Santa Anna para dejar su cargo, una vez en el poder, los mexicanos le entregaron su cariño pues dicen fue visto en varias ocasiones dando el dinero que traía en sus bolsillos a personas necesitadas como viudas, enfermas, inválidos o haciendo alguna labor de caridad.
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La historia del deseo de Barragán no es difícil de entender si conocemos su historia, pues antes de llegar a la presidencia fue gobernador del Estado de Veracruz de 1824 a 1828, fue militar y formó parte del Ejército Trigarante. Si bien se sabe poco de lo que hizo durante su mandato una de las cosas que sí fueron relevantes y reconocidas fue haber tomado medidas contra la rebelión de los texanos que querían su independencia.
El último deseo de Miguel Barragán
Lastimosamente su mandato duró tan poco porque un año después se enfermó de tifus, enfermedad que lastimosamente le quitó la vida y lo marcó como el primer presidente en morir en el cargo, sin embargo, antes de irse de este mundo pidió que su cuerpo fuera dividido y cada parte llevada a aquellos lugares que formaron parte importante de su vida y su historia.
Es así como una parte de su cuerpo fue enterrada en la Catedral de la Ciudad de México, sus ojos en el Valle del Maíz en San Luis Potosí, lugar donde nació, el corazón quedó en Guadalajara, donde fue comandante, sus entrañas vieron lugar en la colegiata de Guadalupe y la capilla del señor de Santa Teresa debido a su devoción, así como su lengua en San Juan de Ulúa por el recuerdo de haber tomado posesión de la fortaleza al rendirse los españoles en el año 1825.