"Alfonso, hermano, ya eres mexicano". Así rezan muchos de los comentarios en el emotivo video que ha conmovido a miles de personas. La historia de Don Alfonso, un hombre chileno de 88 años, ha dado la vuelta al mundo. Con un marcapasos y el corazón lleno de ilusión, recorrió más de 7,000 kilómetros junto a su hija para cumplir un sueño que llevaba en el alma: cantar con un mariachi en tierra mexicana.
El destino de este anhelo fue El Parián de Tlaquepaque, en Jalisco, un lugar emblemático donde la música del mariachi resuena entre las calles y el ambiente festivo llega a cada visitante. Fue allí donde Don Alfonso encontró al Mariachow, un grupo de músicos que, además de coleccionar miles de seguidores en TikTok, se han convertido en testigos y cómplices de momentos inolvidables. Conmovidos por su historia, compartieron en video la experiencia de este viajero apasionado.
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En la grabación, su hija narra cómo emprendieron el viaje desde Chile, acompañados también por su tía, con la firme intención de hacer realidad los dos grandes sueños de su padre: pisar suelo mexicano y cantar con mariachis. Para ello, Don Alfonso no solo se compró un sombrero de charro, sino que también recibió un moño de regalo de parte de los músicos, un gesto que simbolizaba su bienvenida a la familia mariachi.
Cuando uno de los integrantes del Mariachow se acerca a Don Alfonso, este, con la voz entrecortada por la emoción, declara su amor por México. Con el mariachi tocando de fondo, lanza un "¡Viva México!" con una energía contagiosa. Pronto, los acordes de "Jalisco, No Te Rajes" y el característico "¡Ay, ay, ay!" de los mariachis llenan el aire. Su hija, entre lágrimas, captura cada instante con una cámara digital, inmortalizando un recuerdo que quedará en su memoria.
La historia de Don Alfredo en Jalisco
A medida que avanza la interpretación, cada vez más personas se acercan, atraídas por la emoción del momento. Algunos sacan sus teléfonos para grabar, otros simplemente se dejan llevar por la magia de la escena. Las lágrimas se asoman en más de un rostro, testigos de la pasión y la entrega de este hombre que, a pesar de la distancia y los años, nunca dejó de soñar con México.
Con su camisa de cuadros, pantalón de vestir, sombrero de charro y moño rojo, Don Alfonso entona con fuerza "El Rey". Su voz, cargada de sentimiento, resuena entre la multitud: "No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey". Con cada palabra, su sueño se vuelve realidad.
Lo que comenzó como el deseo de un hombre por cantar con mariachis se transformó en un momento de unión, donde desconocidos se convirtieron en familia y la música demostró, una vez más, su poder para derribar fronteras. Don Alfonso no solo cantó con mariachis; encontró en México un segundo hogar, y en su gente, una familia que lo recibió con el corazón abierto. Sin duda, "Alfonso, hermano, ya eres mexicano".