Para los amantes del cine, visitar los escenarios que inspiraron algunas de sus películas favoritas no sólo significa un mayor acercamiento a los personajes y las épocas que protagonizan las historias en pantalla; caminar en los pasos de héroes y villanos para ver lo que vieron, demuestra que, muchas veces, la realidad es tan fascinante como la ficción.
Este año, las películas nominadas en los Premios de la Academia atraviesan épocas y continentes, y gracias al minucioso trabajo de los equipos detrás de cámaras, nos recuerdan el poder que comparten las historias y los viajes para desafiar fronteras.
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Pasos maestros
Para recrear el vibrante espíritu de Nueva York a principios de los años 60 en Un completo desconocido, el diseñador de producción François Audouy revisó cientos de archivos fotográficos inéditos que siguen a Bob Dylan por los bares y cafés de Greenwich Village, y aprovechó locaciones que se mantienen de pie, como el Chelsea Hotel.
Escribir la historia
Situar una historia en uno de los sitios más seguros en el planeta representa desafíos peculiares: para sortearlos, el equipo de producción de Cónclave recreó sitios icónicos del Vaticano, como la Capilla Sixtina, en los legendarios estudios Cinecittà, en Roma, que además cuentan con su propio parque de diversiones inspirado en producciones clásicas.
Un país en construcción
A pesar de que la mayor parte de El brutalista detalla la evolución de localidades estadounidenses como Pensilvania y Nueva Jersey, una gran parte de la película se realizó en Hungría. Además, algunas de las secuencias más espectaculares, retratan la magnificencia de las canteras de Carrara, en la Toscana italiana.
Pasado vivo
Jesse Eisenberg, director de Un dolor real, afirmó haberse inspirado en películas como Y tu mamá también para retratar el periplo de Benji y David, dos primos que visitan algunos de los sitios históricos de Polonia, desentrañando el pasado de familia al mismo tiempo que se enfrentan a la compleja identidad de un país.