¿Te has fijado en lo pesado que puede ser el calor en la ciudad, especialmente en ciertas zonas? Eso tiene nombre: islas de calor urbanas. Se trata de áreas donde la temperatura es notablemente más alta que en las partes rurales cercanas. Esto pasa por el uso de materiales como el asfalto y el concreto, que almacenan el calor durante el día y lo liberan por la noche.
Sumado a eso hay que considerar la escasez de árboles y áreas verdes, el diseño urbano que dificulta la ventilación y toda la actividad humana que genera calor: coches, aires acondicionados, fábricas… Todo se junta y hace que caminar por ahí sea como pasear dentro de un horno. Pero tiene solución.
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En la Ciudad de México, este problema se siente principalmente durante abril y mayo, los meses más calurosos del año. Algunas alcaldías, como Iztapalapa, Tláhuac o Gustavo A. Madero, pueden registrar temperaturas hasta 8?°C más altas que el promedio, de acuerdo con el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva.
¿Por qué esas alcaldías? La respuesta reside en que muchas de ellas tienen menos áreas verdes, y eso hace que no haya suficientes espacios que refresquen el ambiente. Así, la urbanización sin vegetación se vuelve una especie de trampa térmica para quienes viven en esas zonas.
¿Cómo evitar el efecto ‘isla’ de calor?
Frente a este panorama, ya se están planteando ideas para reducir el calor en la ciudad. Una de las propuestas más relevantes consiste en aumentar las áreas verdes, no solo sembrando árboles al azar, sino con proyectos diseñados específicamente para refrescar el entorno. Se busca crear parques y espacios con vegetación que favorezca la evapotranspiración, es decir, plantas que liberen humedad al ambiente y ayuden a disminuir la temperatura de forma natural.
Por otro lado, el investigador Víctor Barradas del Instituto de Ecología de la UNAM sugiere usar especies que ayuden a refrescar naturalmente, como una especie de aire acondicionado vegetal. Y sí, además de hacer el entorno más agradable, esto ayuda a gastar menos energía y a resistir mejor los efectos del cambio climático.
En escenarios como estos, es fundamental cuidar nuestra salud. Toma agua seguido, no esperes a tener sed, y si se te antoja algo más, también sirven otros líquidos que te mantengan fresco. No está de más usar protector solar, sobre todo si vas a estar un buen rato al aire libre. Si puedes, evita las caminatas largas o actividades pesadas bajo el sol directo.
También es buena idea ventilar bien los espacios en casa o en el trabajo: abrir ventanas, usar ventiladores o lo que tengas a la mano. Si tienes coche, bici, moto o similar, cúbrelos con una lona para que no se conviertan en sartenes con ruedas. El calor no se va a ir de un día para otro, pero con algunos cuidados puedes hacer que sea más leve.