En la zona más remota de Quintana Roo, donde el asfalto desaparece y la vegetación se adueña del paisaje, comienza un sendero de terracería que pocos se animan a transitar. Los que lo hacen saben que, al final del trayecto lleno de polvo, piedras sueltas y curvas cerradas, se esconde un rincón único del Caribe mexicano, Punta Allen. Un pequeño pueblo pesquero, rodeado por la majestuosa Reserva de la Biósfera Sian Ka’an, donde la calma reina, las estrellas parecen más cercanas y el océano adquiere tonalidades irreales.
Aunque la separación entre Tulum y Punta Allen es de solo 60 kilómetros, quienes salen desde el aeropuerto de Cancún deben prever más de 400 kilómetros entre ida y vuelta. ¿Por qué? El tramo que atraviesa la reserva es lento y complicado, con una velocidad promedio que no supera los 20 km por hora. Pero el camino en sí es parte del atractivo: se cruza por la laguna de Muyil, el conocido puente Boca Paila, famoso por los cocodrilos que suelen verse cerca, y una inmensidad de selva sin señal de celular ni servicios.
Los aventureros que viajan en auto propio deben tomar ciertas precauciones. No es indispensable un vehículo todo terreno, pero sí es lo más conveniente, especialmente si llueve. Muchas arrendadoras de autos evitan cubrir esa zona, ya que los seguros no se hacen responsables por desperfectos en caminos rústicos. Desde Tulum, el acceso más rápido es por la vía costera hacia Boca Paila, pasando el arco que marca el ingreso a Sian Ka’an, donde se cobra una tarifa ambiental de $90 pesos. Desde ese punto, se avanza por un terreno irregular hasta llegar al poblado.
Quienes no desean manejar tienen la opción de contratar transporte con agencias turísticas. Varias de ellas ofrecen salidas diarias desde Tulum a las 15:00 horas. La travesía combina tramos por tierra en camioneta con navegación en lancha, incluyendo el acceso a la reserva. Aunque puede tomar más de tres horas, es una forma relajada y segura de disfrutar los paisajes sin preocuparse por el estado del camino.
Una ruta turística y encantadora
Vale totalmente la pena el esfuerzo. Al arribar, Punta Allen sorprende con su esencia sencilla, alojamientos sustentables, suministro eléctrico por horas, costas tranquilas sin aglomeraciones y un poblado de cerca de 400 personas que subsisten principalmente gracias al mar. No hay hoteles lujosos ni bares ruidosos, pero sí se pueden ver tortugas, delfines, estrellas marinas y un océano apacible que invita a relajarse.
Al llegar o durante la estadía, casi todos se animan a subir a una lancha que parte desde el embarcadero. Las agrupaciones de pescadores ofrecen excursiones de aproximadamente tres horas que incluyen observar cocodrilos, hacer snorkel entre los corales, nadar en aguas cristalinas y recorrer la famosa Isla de las Aves. Para quienes buscan más acción, también se organizan salidas de pesca con caña, travesías en kayak o noches de campamento frente al agua.
Probar la comida local en Punta Allen es un verdadero placer, tacos rellenos de mariscos, ceviche preparado al momento, langosta del día y desayunos con sabor a hogar. Muchos de los comedores son administrados por residentes del lugar. Al caer el sol, pasear bajo un cielo completamente oscuro, sin luces artificiales, permite observar un firmamento lleno de estrellas que difícilmente se ve en otras regiones del planeta.
Preguntas frecuentes para viajar de Punta Allen a Tulum
- ¿Cuánto cuesta entrar a la Reserva de Sian Ka’an?
$90 pesos por persona.
- ¿Es obligatorio tener un 4x4 para ir en auto?
No, pero es altamente recomendable, sobre todo si llovió.
- ¿Cuánto cuesta el transporte desde Tulum?
Desde $450 a $650 pesos por persona, dependiendo del origen y nacionalidad.
- ¿Hay señal de celular en Punta Allen?
No. Algunos hoteles ofrecen WiFi por un costo adicional.
- ¿Dónde se toma el tour en lancha?
Directamente en el muelle de Punta Allen, con las cooperativas locales.