A medio camino entre la memoria revolucionaria y el carácter franco del desierto, la ciudad de Chihuahua ha sabido convertir la calidez, la perseverancia y la apertura del paisaje en las señas de identidad de su comunidad. Promotora manifiesta de la buena vida y potenciada por su evidente orgullo local, la urbe tiene muchas lecciones que compartir con otras ciudades del país. Y, afortunadamente para nosotros, está lista para hacerlo.
Considerada por muchos viajeros como el punto de llegada para emprender un viaje a bordo del legendario Chepe –el tren de pasajeros que conecta al Pueblo Mágico de Creel con la ciudad Los Mochis, en lo costa sinaloense, a través de las sobrecogedoras panorámicas que se extienden a lo largo de las Barrancas del Cobre–, hoy, la capital del estado propone un itinerario diseñado con suficientes atractivos para pasar dos días explorando la riqueza cultural, natural y gastronómica de la metrópolis.
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Fundada en 1709 como un poblado minero, la futura capital del estado que desafió el rigor del desierto hizo de la indomabilidad parte inseparable de su código genético. Escenario de capítulos dramáticos de la Revolución Mexicana, el espíritu subversivo de la ciudad ha dado pie a una personalidad altamente creativa, comprometida con su constante reinvención.
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Actualmente, un fin de semana en la ciudad revela un destino en donde el diseño, la historia y una escena culinaria que es mucho más que carne y tortillas de harina delinean una propuesta turística anclada, al mismo tiempo en la tradición y en la vanguardia, y que resulta perfecta para comenzar una travesía por la región.
Símbolo de la ciudad
En lo alto de una colina en la parte norte de la ciudad, el hotel Sheraton Chihuahua Soberano, de 204 habitaciones, se encuentra convenientemente ubicado a unos minutos en auto de centros comerciales, restaurantes y parques industriales.
Riqueza urbana
Con propuestas como La Cocinería, a cargo del chef Óscar Cortázar, y el nuevo Sulawe, en manos del chef Christian Duthoy, Distrito 1, un moderno barrio comercial y restaurantero, es el punto de partida ideal para explorar el refrescante presente culinario de la ciudad.
Chihuahua legendario
Para conocer la historia de la ciudad, un recorrido acompañado de guías caracterizados como personajes de antaño a bordo de un trolebús ofrece un vistazo a la vida cotidiana de la localidad (y los secretos de sus habitantes) durante los años de la Revolución.
El centro de la historia
Flanqueada por el Palacio de Gobierno y la Catedral Metropolitana, la Plaza de Armas en donde se fundó la ciudad sigue siendo el centro neurálgico de la sociedad chihuahuense. Las cuatro esculturas en sus esquinas representan las principales actividades económicas de la ciudad a finales del siglo XIX: trabajo, comercio, agricultura y minería.
Pasado vivo
Ubicado en el municipio de Delicias, 100 kilómetros al sureste de la ciudad, el Museo de Paleontología presume en su colección siete esqueletos de dinosaurios –entre ellos, el primero de un hadrosaurio en el país–, además de caracoles fosilizados e, incluso, una ballena gris.
Para romper fronteras
100 kilómetros al oeste de la capital del estado, Ciudad Cuauhtémoc es casa de la comunidad menonita más grande de México. Llegados de Manitoba, Canadá, hoy los más de 45 mil miembros de la comunidad, son parte integral del entramado cultural –y, claro, gastronómico– del estado.