Estrechos caminos empedrados que desembocan ante una fortaleza en donde la historia se añeja entre leyendas y coloridas residencias que hoy albergan hoteles de diseño, galerías de arte y restaurantes alimentados por sus propios huertos… Las ciudades medievales de Europa dibujan una constelación suspendida en el tiempo que, año con año, atrae a cientos de miles de viajeros, listos para extraviarse entre el pasado y el presente. O, mejor dicho, entre la realidad y la fantasía.
Melrose, Escocia
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En las faldas de las colinas de Eildon, en el extremo sur de Escocia, la comunidad de Melrose, ubicada 60 kilómetros al sur de Edimburgo, protege un pasado milenario que incluye la construcción de un fuerte en el año 80 dC; una gigantesca abadía, en 1136, cuyas ruinas se pueden visitar hoy en día, y la residencia del escritor Walter Scott.
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Carcasona, Francia
Resguardada por una impresionante doble muralla y más de 50 torres, la Ciudadela de Carcasona se abre detrás del puente levadizo como si se tratara de un libro de fantasía. Construida en el siglo X en lo alto de una colina que observa el curso del río Aude, desde el siglo XIX fue declarada como sitio protegido.
Oviedo, España
Con un pie en su romántico Casco Antiguo, increíblemente conservado, y el otro, en un presente impulsado por la comunidad universitaria que la mantiene joven, la capital de Asturias recibe a sus visitantes con la irresistible combinación de arquitectura medieval, distritos modernos y una compleja cultura gastronómica local.
Hallstatt, Austria
El pequeño estrecho de tierra que descansa entre la montañas Hoher Dachstein y el lago de Hallstatt cuenta una historia que se extiende desde las minas de sal que ya se aprovechaban en la Edad de Hierro, hasta el sobrecogedor paisaje escarpado en donde aún sobreviven construcciones del siglo XIII.
Tallin, Estonia
En la costa del mar Báltico, la enmarañada red de callejones de la capital de Estonia son perfectas para caminar sin rumbo, dejando que el tiempo se diluya en el pasado. Su laberíntica Ciudad Vieja, esconde jardines frondosos, pasajes históricos, edificios centenarios y un mirador perfecto para observar la urbe al atardecer.