Muchos de nosotros nos hemos cuestionado sobre cómo sería vivir en algún destino alejado de todo, sin tanto caos, ni ruidos externos que nos estresen, un sitio que nos permita maravillarnos de sus bellos paisajes naturales y deleitarnos con su flota y fauna, rodeados de las mejores vistas panorámicas donde podemos contemplar las puestas de sol.
En las inmediaciones del océano Atlántico, se localiza una isla en la que habitan únicamente 243 personas, una zona marina protegida en la que sus habitantes, se mantuvieron a salvo de los contagios dados por la pandemia de Covid 19, desde hace ya un poco más de dos años, registrando un récord con ninguno de sus habitantes contagiados.
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Además de ser un área protegida, está considerada como la zona más grande del Atlántico y la cuarta más grande de todo el planeta, en cuanto a la conservación de sus espacios naturales. Vivir aquí resulta toda una experiencia privilegiada, además de un desafío, pues algunos fenómenos naturales son demasiado catastróficos.
La experiencia de vivir a 2,000 kilómetros de todo
Tristán de Acuña es un lugar al que no es fácil acceder y menos tras los estragos de la pandemia, pues está situada en medio de la nada, en una zona al sur del Atlántico en una extensión que se encuentra de 3,700 kilómetros de la Antártida, a 2,800 kilómetros de África y a más de 3,000 kilómetros de la costa este de Sudamérica.
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Sus vecinos más cercanos se localizan a 2,173 kilómetros en la zona norte de la isla de Santa Elena. Tristán tiene un diámetro de 12 kilómetros y debido a lo abrupta que es la isla, por su origen volcánico, su único asentamiento humano está en una zona llana, en la costa noroeste, la cual recibe el nombre de Edimburgo de los Siete Mares.
Por su lejanía y difícil acceso, no han sido muchos los periodistas o viajeros, que hayan visitado esta región de la parte sur del Atlántico, un territorio británico de ultramar. En algunas ocaciones, los propios habitantes de Tristán, quienes han documentado cómo es el lugar, para poder dar a conocer al mundo, su lugar de habitación.
En el año 1982, Nigel Humphries, que fue director de una de las escuelas de la isla, publicó el libro llamado SoThis Tristan da Cunha, una obra que nos permite conocer todo lo referente al modo de vida de sus habitantes en aquella época, con fotografías que fueron tomadas entre los años 1974 y 1978, publicadas para que las personas pudieran conocer más sobre los aspectos que envuelven esta región.
La mayoría de los habitantes de esta lejana isla, han nacido en estas tierras, pero desde el 2011, todos los niños han nacido en Ciudad del Cabo. En la vida cotidiana de sus pobladores, no existe gran novedad, pues la mayoría tienen empleos como agricultores, pescadores y algunos otros oficios comunes en toda su extensión, la cual maravilla a los visitantes.
En periodos regulares, esta isla es visitada por diferentes cruceros, entre tres ocho de ellos y algunos turistas llegan también en barcos de pesca, alrededor de nueve veces por año. Antes de la pandemia, muchos isleños abandonaban el lugar para irse de vacaciones, visitando sitios como Ciudad del Cabo, Reino Unido y algunas otras regiones de Europa.
Para llegar en barco, tendrás que soportar un recorrido aproximado de seis días, partiendo desde Ciudad del Cabo hasta Tristán de Acuña. , sin embargo, para poder acceder a este lugar, necesitas tramitar un permiso del Consejo de la isla, para poder acceder a este majestuoso territorio rodeado de bellas aguas marinas que te encantará conocer en uno de tus próximos viajes.