La Ciudad de México cuenta con recintos secretos y uno de ellos es la pirámide de Ehécatl, que se encuentra dentro del Metro de la CDMX, pero que en su mayoría suele ser ignorada debido a que los usuarios del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro pasan de prisa. De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), esta es la zona arqueológica más pequeña de México, pero de las más transitadas.
Esta pirámide puede ser visitada por 54 millones de personas al año, cifra 21 veces mayor que el número de visitantes que recibe Teotihuacán. La pirámide de Ehécatl se asienta en un predio de 88 metros cuadrados y sus proporciones apenas alcanzan 10.7 m x 7.6 m x 3.7 m. Según los investigadores del INAH, se trata de un templo que formó parte de un extenso adoratorio a Ehécatl, el Dios del viento para la cultura prehispánica.
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¿Dónde está la Pirámide de Ehécatl?
La estructura se ubica en la estación del Metro Pino Suárez, en las entradas de línea 1 hacia el pasillo de correspondencia de Línea 2. Y como ya leíste, formó parte de un extenso centro ceremonial mexica, que se encuentra en la calle de José María Izazaga, el cual tenía un patio de grandes proporciones, escalinatas en tres de sus lados, varios adoratorios colocados al centro, celdas habitacionales conectadas entre sí, canales y muros, que eran un corredor de acceso de la calzada de Iztapalapa hasta Tenochtitlán.
Durante la construcción del STC Metro de la CDMX se afectó gran parte de la estructura de la zona arqueológica, pero se pudo proteger el área que se exhibe en la estación Pino Suárez, que según el INAH data del año 1,400 d.C y que resguardaba algunas piezas de alfarería colocadas con fines rituales.
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Entre las principales piezas que se encontraron sobre sale la escultura conocida como “La monita”, una representación de un mono (ozomatli) policromado en rojo y negro, porta máscara bucal del Dios del viento Ehécatl, además de dos serpientes: una enroscada en su base y otra que se convierte en la cola del primate.
Además, los templos dedicados al Dios Ehécatl estaban orientados hacia el Este, lugar del nacimiento del sol. Según el relato del mito del nacimiento del Quinto Sol en Teotihuacán, los dioses se preguntaron por dónde saldría el astro después del sacrificio de Nanahuatzin, quien se convierte en sol. Entre las deidades que atinan a que esto va a ocurrir por el rumbo oriental del universo están Xipe y Ehécatl.