En la Ciudad de México es posible encontrar un sinfín de lugares escondidos que, antes eran considerados como lugares sagrados para nuestros antecesores y que, después de la Conquista Española, fueron destruidos u olvidados, como es el caso de una extraña y misteriosa cueva que se encuentra en el Bosque de Chapultepec, la cual era conocida como la puerta del inframundo por las antiguas civilizaciones.
El Bosque de Chapultepec es un recinto que alberga numerosas atracciones dentro de la CDMX, pues màs allà de disfrutar de la naturaleza entre sus cientos de árboles, las personas también pueden navegar por su lago artificial, recorrer el zoológico, descubrir todo de su aviario, así como conocer el Castillo de Chapultepec, donde se pueden encontrar varios artefactos importantes de los expresidentes del país.
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Pero, resulta que no es lo único, porque también cuenta con ruinas arqueológicas que llegan a pasar desapercibidas entre toda la maleza del Bosque de Chapultepec, pero, por si fuera poco, también es posible conocer la Puerta del Inframundo.
La misteriosa cueva del Bosque de Chapultepec, ¿cuál es su historia?
De acuerdo con la página oficial de este recinto natural señala que detrás del Sargento, un “viejo ahuehuete que ha visto todo lo que es posible ver en 300 años”, se encuentra un misterioso lugar, la cueva escondida del Bosque de Chapultepec.
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Se dice que los ancestros, lo veían como una “puerta, túnel y entrada al inframundo”, la cual resguarda una veladora que está prendida todo el tiempo desde hace varios años, pues es una forma de ofrecerles luz a los espíritus.
La leyenda de esta cueva dice que el último gobernante Tolteca, identificado como Huémac, era aficionado a apostar en los juegos de pelota, así que hubo una ocasión que les ganó a los tlaloques, sacerdotes del dios del agua, Tlaloc.
Estos le entregaron mazorcas de maíz, pero Huémac los despreció y los sacerdotes lo “maldijeron” con cuatro años de sequía, algo que sí sucedió. Tras su arrepentimiento por todo el daño que hizo a su pueblo, se metió a esta cueva escondida del Bosque de Chapultepec y jamás salió, murió. Ante esto, sus pobladores le llevaron una veladora que jamás se apagó, pues hoy en la actualidad se busca seguir con esa tradición.