En México existen un sinfín de lugares que parecen ser sacados de un cuento o que podrías jurar que no existen, como una Zona Mágica del país, la cual se trata de una carretera mexicana en la que los autos o cualquier otro objeto desafían la gravedad y se mueven solos. ¿Puedes creerlo? Aquí te contamos todos los detalles para que puedas conocerlo y comprobarlo por ti mismo.
Y es que este lugar se ha convertido en un gran atractivo turístico entre la comunidad viajera, aunque no es muy famoso que digamos a comparación de otros lugares mexicanos de los que no dejan de ser tema de conversación. Incluso, es un sitio donde los experimentos tampoco pueden faltar y, si quieres hacer el propio, te aconsejamos ir preparando tus maletas.
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Zona Mágica Comala, el lugar de México que te volará la cabeza
¿Acaso es brujería? En el estado de Colima, exactamente en el Pueblo Mágico de Comala, existe un tramo de la carretera que es imposible que pase desapercibido debido al extraño fenómeno que sucede con los vehículos o cualquier otro objeto.
Te hablamos del kilómetro 6 de la carretera Comala – San Antonio, también conocido como Zona Mágica de Comala; si bien es una pendiente pronunciada, tiene un tramo – de aproximadamente 300 metros – donde todos los objetos rodantes se mueven por sí solos.
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Muchos turistas acuden con su vehículo, el cual ponen en neutral y pueden ver cómo comienzan a avanzar sin tener que meter alguna velocidad, pisar el acelerador o sin ser empujados, pero lo más sorprendente es que es una pendiente y subes sin problema, aunque despacio.
¿Por qué los vehículos avanzan solos en la pendiente de Zona Mágica de Comala?
Por supuesto, este ha sido un misterio que expertos han intentado resolver, tan así que, en 2016, un grupo de estudiantes Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima se dieron cita en el lugar para descubrir si había algo extraño en esa zona y, con sus respectivos métodos y conocimientos, que es un lugar común como cualquier otro.
Pero, ¿por qué se mueven las cosas? Esto se debe a que es un juego de percepción, lo que parece ser una pendiente cuesta arriba, en realidad es una pendiente cuesta abajo, pues es un camino que se inclina hacia el sur y no, precisamente, hacia el norte como se pensaba. ¡Nuestros ojos nos engañan si no tomamos en cuenta la orientación!