En la Ciudad de México, el Zócalo, oficialmente conocido como la Plaza de la Constitución, es la plaza principal de la ciudad. Alrededor del Zócalo se encuentran algunos de los edificios más importantes del país, como la Catedral Metropolitana y el Palacio Nacional. El nombre "Zócalo" proviene de un proyecto de 1843, cuando Antonio López de Santa Anna ordenó la construcción de un monumento conmemorativo de la Independencia, del cual solo se completaron los cimientos o "zócalos".
Este emblemático lugar de la capital ha experimentado un cambio histórico reciente. El año pasado, el Gobierno presentó un proyecto llamado "Camina tu Zócalo", con el objetivo de peatonalizar la plaza. Como parte de esta iniciativa, se reinstalaron placas históricas que marcan el inicio de la arqueología en México. ¿Qué relación hay entre estos eventos? Aquí te lo contamos.
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Reliquias arqueológicas que se hallaron en el Zócalo de la CDMX en el siglo XVIII
El Centro de la Ciudad de México ha sido testigo de innumerables eventos históricos. Antes de la llegada de los españoles, la región era hogar de diversas culturas y pueblos, cada uno con sus propios idiomas y creencias. El imperio mexica era el más grande, con Tenochtitlan como su capital. En la actualidad, tanto en la ciudad como en el resto del país, aún se hallan pruebas arqueológicas que atestiguan la existencia de estos antiguos pueblos. Muchos de ellos perduran hasta hoy, conservando vivas sus tradiciones e idiomas.
Probablemente, si piensas en arqueología en México, el Zócalo de la CDMX no sea el primer lugar que te venga a la mente. Sin embargo, en este emblemático sitio se hallaron tres monolitos que marcaron el inicio de la arqueología en el país. El 13 de agosto de 1790, se descubrió un monolito de casi 3 toneladas durante una serie de obras de mejora urbana emprendidas por el virrey Juan Vicente de Güemes. Este monolito es hasta ahora la mayor representación de Coatlicue, la diosa de la fertilidad y la dualidad.
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Ese mismo año, el 17 de diciembre, también se encontró la famosa Piedra del Sol, conocida popularmente como el calendario azteca. Este monumento, elaborado en basalto de olivino, se ha convertido en uno de los símbolos más importantes de la civilización mexica y de su cosmogonía, y por ende de México.
Finalmente, el 17 de diciembre de 1791 se halló la Piedra de Tízoc, también de origen mexica y de gran relevancia para comprender la cosmogonía de esta civilización. Actualmente, estos tres emblemas se encuentran en el Museo Nacional de Antropología y puedes visitarlos.
La importancia del Zócalo de la CDMX en la arqueología
La importancia de estos hallazgos fue tan grande que, a pesar de haber sido subestimados durante años, en 1990, al celebrarse los 200 años de su descubrimiento, el arqueólogo e investigador Eduardo Matos Moctezuma creó dos placas que se ubicarían en los sitios donde fueron halladas las esculturas de Coatlicue y la Piedra del Sol. Sin embargo, unos años después, la Piedra del Sol fue raptada y la de Coatlicue se retiró cuando se iniciaron los proyectos de peatonalización.
Por ello, es un acontecimiento histórico que el 14 de octubre se reinstalaran las placas. La de Coatlicue es la original de 1990, mientras que la de la Piedra del Sol fue recreada y se sumó una nueva para la Piedra de Tízoc. Las tres placas están colocadas en los lugares donde fueron hallados en el siglo XVIII los monolitos, todas con la inscripción "200 años de arqueología mexicana".