La fascinación por lo oculto ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad. Desde los mitos y leyendas que hablan de ciudades subterráneas hasta las narrativas modernas. En la cultura popular, esta fascinación se manifiesta, por ejemplo, en la saga "Los Juegos del Hambre" y en series como "The 100". Incluso existe un género específico llamado “ficción subterránea”, donde la acción tiene lugar bajo tierra.
El turismo también refleja esta fascinación, con visitas guiadas, por ejemplo, a catacumbas, donde los turistas viven la intriga de lo desconocido. Esta búsqueda de lo oculto no solo nos proporciona entretenimiento, sino que también despierta nuestra curiosidad innata. Sin embargo, para algunos, "lo subterráneo" no es solo una idea de la ficción, sino una realidad cotidiana. Te contamos sobre una ciudad en la que sus habitantes viven bajo tierra… o bajo arena, mejor dicho.
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La ciudad en la que sus habitantes viven sin ver la luz del Sol
A lo largo de la historia, han existido diversas ciudades subterráneas, con diferentes tamaños, estilos y propósitos. Muchas de ellas surgieron para proteger a sus habitantes durante tiempos de guerra o conflictos, cuando la superficie no era segura. Sin embargo, al finalizar estos períodos de conflicto, muchas de estas ciudades quedaron en el olvido. Pero, en la actualidad, en Australia, existe una ciudad subterránea con una historia fascinante.
Coober Pedy, conocida como la "capital mundial del ópalo", es famosa por ser el principal lugar de extracción de este mineraloide. Ubicada en Australia Meridional, esta ciudad se encuentra en medio del desierto, donde aproximadamente el 75% de su población reside en casas subterráneas. Las altas temperaturas del desierto impulsan a los habitantes de Coober Pedy a llevar una vida bajo la superficie, donde casas, comercios, iglesias, escuelas y otros edificios están excavados en la roca para resguardarse del intenso calor.
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Si bien ya existían habitantes en la zona, fue en 1915 cuando la ciudad tomó forma gracias al descubrimiento del ópalo. Esto atrajo a mineros de diferentes lugares, muchos de los cuales buscaban escapar de la guerra, quienes comenzaron a realizar excavaciones a gran escala. 83 después, ya había 250,000 pozos. La llegada masiva de personas, muchas con sus familias, llevó a la construcción de casas subterráneas, algunas sobre estructuras de las antiguas minas abandonadas.
Por otro lado, el nombre de esta ciudad proviene de los pueblos originarios de Australia y significa "agujero del hombre blanco". Además de este particular nombre es interesante ver la ausencia de calles. En su lugar, hay caminos sin pavimentar que conectan las casas. Esto crea una forma diferente de vivir y relacionarse entre los habitantes.
Hoy en día, esta ciudad se sustenta principalmente en la extracción de ópalo y en el turismo. Despierta fascinación ya que es difícil imaginar una ciudad subterránea en la actualidad, donde los habitantes no tienen acceso directo a la luz solar, pero disfrutan de todas las comodidades modernas, incluyendo amplias viviendas con electricidad, agua y aire acondicionado. Además, cuentan con escuelas y lugares de trabajo bajo tierra. La población se estima en 3,500 personas, y hay incluso un hotel subterráneo para quienes deseen vivir esta experiencia única.