Cuando se mencionan las pirámides, es inevitable pensar en dos países en particular: Egipto y México. Aunque numerosas naciones tienen estas antiguas estructuras, son precisamente estos dos países los que destacan, siendo el hogar de dos de las más icónicas: la Gran Pirámide de Giza y el Templo de Kukulcán en Chichén Itzá. Estas maravillas son reconocidas a nivel mundial y han sido inscritas en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Sin embargo, existen numerosas pirámides en otras partes del mundo, por ejemplo Guatemala o Camboya, donde hay construcciones magníficas que a menudo pasan desapercibidas. Las pirámides, con su diversidad de usos que van desde lo religioso y sagrado hasta servir como tumbas, así como otros propósitos aún por descubrir, constituyen un tema fascinante que ha generado toda clase de teorías. Desde especulaciones sobre su origen extraterrestre hasta estudios detallados que exploran las similitudes entre pirámides construidas por civilizaciones que aparentemente nunca tuvieron contacto entre sí.
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Hay un país que alberga más de 250 pirámides y no es el que estás pensando
Primero, debemos entender que los límites geográficos actuales no reflejan necesariamente las divisiones políticas y culturales del pasado. Por ejemplo, aunque ahora sabemos que Sudán es el país que alberga el mayor número de pirámides en el mundo, es crucial entender el contexto histórico que llevó a esta concentración.
Uno de los aspectos más fascinantes al explorar obras arquitectónicas antiguas es comprender su significado dentro del contexto histórico y geográfico en el que fueron creados. Más allá de simplemente admirar su belleza o rareza, estas estructuras y artefactos ofrecen una ventana invaluable hacia la cultura y la vida de las civilizaciones que las erigieron. A través de la arquitectura, el arte, los utensilios, vestimentas y otros, podemos buscar entender los valores, creencias y prácticas de estas antiguas sociedades.
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Así es como nos adentramos en el conocimiento del Reino de Kush, un término utilizado en la antigüedad para referirse a la región que hoy conocemos como Nubia, ubicada al sur de Egipto y al norte de Sudán. Esta antigua civilización compartió una época tumultuosa con el antiguo Egipto, caracterizada por períodos de conflicto y dominio mutuo. Se cree que debido a estos intercambios y enfrentamientos, los Kush adoptaron y adaptaron algunas de las tradiciones egipcias, incluida la construcción de pirámides.
A pesar de los conflictos que caracterizaron la relación entre ambas civilizaciones, los Kush llevaron la construcción de pirámides a una escala notablemente mayor que sus contrapartes egipcias. Si bien actualmente se han identificado alrededor de 250 pirámides en las regiones de Meroe, El Kurru y Jebel Barkal, ubicadas en lo que hoy es Sudán, se estima que aún hay muchas más que aguardan ser descubiertas y estudiadas. Este hecho resalta la magnitud y la complejidad de la civilización de Kush.
Las civilizaciones a menudo adoptan y adaptan tradiciones y estructuras unas de otras, y al comparar las famosas pirámides egipcias con las del Reino de Kush, se revelan interesantes diferencias. Principalmente, estas diferencias se reflejan en el tamaño, el color y la forma de las pirámides.
En primer lugar, las pirámides de Sudán, pertenecientes al Reino de Kush, tienden a ser más pequeñas en comparación con las imponentes estructuras egipcias. Tienen entre 5 y 20 metros de altura. Además, su color es notablemente más oscuro que el de las dunas del desierto, a diferencia de las pirámides egipcias, que se asemejan al color del suelo circundante.
Sin embargo, la diferencia más distintiva radica en la forma. Las pirámides de la civilización Kush tienen ángulos más pronunciados y algunas carecen de un pico en la cima; cuando es así, su parte superior suele ser plana o presentar una entrada diferente. Esto contrasta con las pirámides egipcias, que tienen una forma más suave y a menudo exhiben un pico en la parte superior.
Al igual que las pirámides egipcias, las de Kush tenían un propósito funerario y encierran grandes secretos que poco a poco se van descubriendo a través de los hallazgos arqueológicos. En estas estructuras se han encontrado jeroglíficos, esculturas y restos humanos, que proporcionan valiosa información sobre la vida y las creencias de la antigua civilización. Ya lo sabes, la próxima vez que quieras encantar a tus amigos con un dato curioso: Sudán es el país con más pirámides de todo el mundo.