Tlaxcala es uno de los destinos más enigmáticos de México, y aunque, es el estado más pequeño del territorio, resguarda un paisaje único, se trata de un “mini desierto” donde deslizarse entre sus impresionantes dunas doradas, a pocas horas de distancia de la Ciudad de México.
Este paisaje inusual en el centro del país se encuentra ubicado en el municipio de Cuapiaxtla, en Tlaxcala, aunque no es de extrañar que se haya dado este “mini desierto” en medio del país, pues el territorio mexicano cuenta con diversidad de impresionantes ecosistemas que son únicos en todo el mundo, como la cueva de cristales gigantes yeso.
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¿Cómo se llama el desierto de Tlaxcala?
El “mini desierto” de Tlaxcala lleva el nombre del municipio que lo alberga, “desierto de Cuapiaxtla”, Cuapiaxtla en náhuatl significa: “guardamontes", "lugar de montes” o “individuos que cuidan montes”. Este paisaje desértico se formó hace millones de años por los fuertes vientos que provenían del Golfo de México que arrastró diversidad de sedimentos que dieron la formación de este destino único en el centro del país, que mide mucho menos de lo que comúnmente mide un ecosistema de esta índole.
¿Qué hay en el desierto de Tlaxcala?
El desierto de Cuapiaxtla se encuentra ubicado en la zona oriente del estado, entre los límites de Tlaxcala y Puebla, y su principal atractivo es disfrutar de los contrastes que regala este paisaje inusual de esta entidad entre terrenos fértiles y de cultivo. En este lugar, podrás disfrutar de las condiciones climatológicas propias de un desierto, como extremas temperaturas, plantas desérticas y dunas de arena dorada que impiden el crecimiento de árboles.
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Este lugar fue escenario de importantes películas de la época dorada, como “Senda de Gloria”, “Viento Negro” y “Cabalgando con la muerte”. Este lugar se encuentra a tan sólo 16 kilómetros del Pueblo Mágico de Huamantla, y a sólo tres horas de viaje de la CDMX, por lo que si andas en busca de un destino único que visitar este fin de semana no te puedes perder la oportunidad de visitar el “mini desierto” de Tlaxcala, que en los últimos años ha descendido su tamaño por las afectaciones climáticas con el riesgo a desaparecer.