Si estás planeando un viaje a Michoacán o ya has visitado algunos de sus destinos y Pueblos Mágicos, es probable que hayas escuchado o incluso presenciado la tradicional y fascinante danza de los viejitos. Esta danza folclórica tiene un origen fascinante en la nación purépecha.
En sus orígenes, la danza se conocía como T’arche Uarakua y se realizaba en la comunidad purépecha como una ofrenda al Dios Viejo para pedir una buena cosecha. En esta danza, cuatro hombres, conocidos como danzantes, eran los encargados de ejecutarla. Estos danzantes debían ser específicamente petámunis, es decir, ancianos sabios de la comunidad.
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¿Cuál es el origen de la danza de los viejitos?
El pueblo de Jarácuaro, situado en la zona lacustre del lago de Pátzcuaro (en la cuenca de este lago se encontraba la antigua capital del Imperio Purépecha), es el lugar de origen de este baile. El baile se consideraba un ritual en el que cuatro petámunis, o ancianos sabios de cada comunidad, pedían al Dios Viejo, conocido como Tatá Jurhiáta, una buena cosecha. Los cuatro danzantes representaban simultáneamente los elementos de fuego, agua, tierra y aire, así como los cuatro colores del maíz: rojo, amarillo, blanco y azul.
Existe una versión que asegura que antes de la llegada de los españoles, únicamente los ancianos podían representar este baile, usando máscaras de barro y madera. Una máscara simbolizaba el rostro anciano, representando el fin de una estación, mientras que la otra, con un rostro joven, simbolizaba la fertilidad y la bonanza que traía la nueva estación. Tras la llegada de los españoles, la danza fue prohibida en muchas regiones, lo que llevó a que se enseñara de manera clandestina. Se cree que fue en este periodo cuando se comenzó a permitir que personas de todas las edades participaran en la danza.
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Hay otra versión, la más difundida nos narra que si bien la danza tuvo sus orígenes con rituales prehispánicos, se conformó como la conocemos actualmente en el siglo XX por un hombre llamado Gervasio López Isidro, quien junto a 4 danzantes la presentó por primera vez con la indumentaria y música que conocemos actualmente.
Respecto a la indumentaria, en una investigación del Centro de Información y Documentación Alberto Beltrán, se indica que se compone de:
“camisa y calzón blancos, bordados con punto de cruz con motivos de animales, grecas y el nombre del pueblo; la máscara es de barro, pintada de rojo, con expresión risueña y cabello de ixtle blanco. La cabeza se cubre con manta y un sombrero de palma con listones de colores que cuelgan del ala. En el cuello portan un paliacate o un pañuelo rojo y usan huaraches de suela gruesa. Completa la caracterización un bastón, en el que se apoyan los viejitos al ejecutar sus movimientos vigorosos”.