Sonora, el segundo estado del país más extenso, después de Chihuahua, tiene un encanto especial por sus paisajes y cuya ubicación brinda especiales privilegios ya que lo mismo ofrece atarctivos destinos entre montañas, como desérticos y las paradisíacas costas del Golfo de California; sin dejar de lado el misticismo de sus pueblos indígenas, entre ellos los Seris y los Yaquis.
En esta ocasión te contaremos de unas aguas termales a las que la mayoría de sus visitantes consideran como sanadoras y milagrosas pues les han “curado” molestias musculares o de articulaciones, y con solo admirar el entorno donde está este sitio, te sentirás plenamente relajado pues está entre montañas y peñascos, ideal también para el turismo de naturaleza y aventura.
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Las aguas ‘sanadoras’ y termales de Aconchi
Para visitar el balneario de Aconchi, hay touroperadoras que te incluyen el viaje redondo y el acceso al lugar, así como el seguro de viajero. Podrás conocer el ojo de agua de donde brota el agua caliente a una temperatura superior a los 60 grados, pero hay varias albercas y pozas para tomar esas sesiones sanadoras y de relajación en las que el agua ya está a unos 30 grados de temperatura.
Seguramente será una experiencia distinta al resto de balnearios y parques acuáticos de aguas termales en los que hay más instalaciones como toboganes y áreas infantiles y deportivas, ya que el contacto con la naturaleza en las aguas termales de Aconchi en simplemente espectacular por la vista de las montañas y peñas que le rodean.
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Las aguas termales “Agua Caliente” están a unos 15 minutos del centro del municipio de Aconchi, el cual limita con Ures y Cumpas, por lo que está en la zona centro del estado de Sonora y muy cerca de la Sierra Madre Occidental, razón de sus paisajes y entorno montañoso; el balneario está abierto las 24 horas y es posible acampar, además de tener una cabaña para rentar si quieres más comodidad.
Aconchi es parte de la Ruta de los Ríos, uno de los recorridos turísticos que podrás hacer si visitas Sonora; la población fue fundada por el misionero jesuita Bartolomé Castaños en el año 1639, dándole el nombre de San pedro Aconchi, y en la iglesia principal podrás conocer el Cristo Negro (también conocido como el Cristo de Esquipulas), y de sus artesanías, destacan los muebles de madera.