Una de las partes favoritas del año para muchos mexicanos es el maratón Guadalupe-Reyes, un periodo que va del 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, al 6 de enero, Día de Reyes Magos. Este lapso incluye también Navidad y Año Nuevo, por lo que es un tiempo lleno de celebraciones, reuniones, música y comida.
México es un país de rica diversidad cultural y gastronómica, y para cada temporada y festividad tenemos platillos especiales, como los Chiles en Nogada durante el Día de la Independencia o el Pan de Muerto en Día de Muertos. En el Día de Reyes Magos, la tradición manda comer la Rosca de Reyes, pero esta es mucho más que un simple alimento.
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La Rosca de Reyes es un pan de masa dulce, generalmente redondo o, en algunas ocasiones, ovalado, decorado con frutas confitadas. En México, las frutas más comunes que se utilizan son naranja, limón, higo y cereza, además de pastas de frutas como el ate de guayaba, membrillo u otros sabores.
Cada año, familias y amigos se reúnen para partir la rosca, un momento especial donde cada persona corta su propia rebanada. Dentro de la rosca se esconden figuras que representan al niño dios, y a quienes les toque la figura en su porción les corresponderá preparar o comprar los tamales para el Día de la Candelaria. Es un momento divertido y entrañable, pero ¿cuál es el origen de esta tradición y por qué la rosca tiene la forma que tiene? Conoce su historia.
Rosca de Reyes: Su historia
La Rosca de Reyes tiene un origen que remonta hasta la antigua Roma, donde se celebraban festividades en honor al dios Saturno, en las que se partían tortas similares. En el siglo III, estas tortas comenzaron a incluir una haba, y quien la encontrara era considerado "rey" por un breve periodo.
Sin embargo, el origen más reconocido de la Rosca de Reyes se encuentra en la Edad Media, específicamente en el siglo XIV. Fue en esta época cuando nació la tradición de partir un pan redondo, cuya forma simbolizaba el amor eterno de Dios. Este pan representaba de manera simbólica el encuentro de los Reyes Magos con el niño Dios, después de haber sido guiados por la estrella de Belén durante su largo viaje, para finalmente ofrecerle sus regalos.
De acuerdo con esta tradición, la rosca y sus elementos simbolizan ese encuentro divino. Las frutas secas representan las joyas de las coronas de los Reyes Magos. Encontrar el "niño" en la rosca no debe verse como un castigo, sino como un símbolo de la fe con la que los Reyes Magos encontraron al niño, y por ello, quien lo encuentra es el encargado de preparar los tamales para el Día de la Candelaria, una tradición que principalmente se dio en México y Guatemala. Esta costumbre llegó a México en el siglo XVI, tras la conquista española.