Cuando las temperaturas bajan y el viento otoñal comienza a sentirse, hay un rincón en México que se convierte en el refugio perfecto para escapar del frío. Se trata de las Grutas de Tolantongo, un paraíso natural escondido en la sierra de Hidalgo, donde el agua cálida brota directamente de la montaña y forma una serie de pozas escalonadas que parecen flotar entre el verde intenso de la vegetación.
A poco menos de cuatro horas de la Ciudad de México, este destino ofrece una experiencia que combina relax, aventura y contacto con la naturaleza. Su peculiar color azul turquesa y el vapor que se eleva sobre las albercas naturales al amanecer crean un paisaje digno de cualquier postal. En otoño, el contraste entre el clima fresco y el calor de sus aguas termales hace de este lugar un oasis perfecto para desconectarse.
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El sitio se ubica en el municipio de Cardonal, en el estado de Hidalgo, y está dividido en dos zonas principales: Paraíso Escondido y La Gruta. Ambas ofrecen vistas espectaculares hacia la barranca y distintas actividades para todos los gustos. Desde un tranquilo baño en las pozas hasta cruzar su famoso túnel termal o deslizarse en tirolesa, cada rincón invita a disfrutar del entorno con todos los sentidos.
Además de las pozas, el visitante puede explorar la caverna principal, de donde brota el agua que alimenta todo el sistema de albercas. Dentro de este espacio natural, el vapor y la temperatura de 36 °C a 38 °C crean una atmósfera que se asemeja a un spa natural. El sonido del agua y la luz que se filtra desde las rocas forman un ambiente que invita a relajarse y dejar atrás el estrés.
Pozas termales suspendidas entre montañas
Las pozas de Tolantongo son uno de los mayores atractivos del parque: alrededor de 40 terrazas talladas en la ladera de la montaña forman pequeñas albercas naturales con vistas panorámicas. Cada una tiene su propio caudal y temperatura, lo que permite encontrar desde espacios cálidos y tranquilos hasta otros más frescos para los que buscan un baño revitalizante.
Desde aquí, el paisaje es sencillamente impresionante. Las aguas color turquesa contrastan con el tono ocre de las montañas y el verde de la vegetación, regalando una de las vistas más fotogénicas de Hidalgo. Muchos visitantes eligen este punto para ver el atardecer, cuando los rayos del sol se reflejan en el agua y tiñen todo el cañón con tonos dorados.
El acceso al parque cuesta 230 pesos por persona e incluye el ingreso a todas las áreas naturales, las pozas, el río, la gruta, el túnel y las cascadas. Los boletos son válidos de 7 a. m. a 8 p. m., y es importante recordar que los pagos solo se aceptan en efectivo. Además, el parque ofrece descuentos para personas mayores y opciones de camping o alojamiento en hoteles de la zona.
Aventura, descanso y naturaleza
Más allá de sus aguas termales, Tolantongo es ideal para quienes buscan actividades al aire libre. Entre las opciones más populares se encuentran el senderismo por los caminos del cañón, cruzar el puente colgante o lanzarse por la tirolesa más larga de Hidalgo, con casi dos kilómetros de recorrido.
También se puede explorar el río Tolantongo, un cauce templado y poco profundo que recorre toda la zona. A sus orillas, muchos visitantes acampan para disfrutar de una noche bajo las estrellas. Para quienes prefieren más comodidad, hay hoteles y restaurantes con comida típica hidalguense, perfectos para reponer energía tras un día de exploración.
Durante el otoño, el contraste entre el aire fresco y el calor del agua convierte a este destino en una experiencia única. Ya sea para un fin de semana corto o unas vacaciones más largas, las Grutas de Tolantongo son la escapada perfecta para quienes buscan un lugar mágico donde relajarse y reconectar con la naturaleza.
Cómo llegar a este oasis natural
Llegar es sencillo, desde la Ciudad de México se tarda alrededor de cuatro horas en auto, tomando la carretera hacia Ixmiquilpan y luego rumbo al municipio de Cardonal. También hay transporte público desde Ixmiquilpan y un servicio de combis que suben hasta la entrada del parque.
Ya sea para disfrutar de sus pozas suspendidas, explorar sus túneles o simplemente descansar entre montañas, este rincón hidalguense demuestra que no hay mejor manera de huir del frío otoñal que sumergirse en un baño termal rodeado de naturaleza.